Este dúo ya lo vi, pero me divierte
Denzel Washington y Mark Wahlberg reiteran la pareja despareja de una comedia de acción, entre narcotraficantes y la DEA.
La combinación acción y humor en las buddy movies (películas de compañeros más que amigos que deben enfrentar, por lo general solitos, a ejércitos de malvivientes) tuvo en Arma mortal uno de los más logrados exponentes. Uno algo loco, el otro más racional. Mark Wahlberg y Denzel Washington, uno más adicto a la comedia que el otro, por cierto, cumplen casi esos roles que tenían Mel Gibson y Danny Glover, uno blanco y el otro negro, ahora en Dos armas letales. Si el título les suena a Arma mortal (Lethal Weapon) no es mera coincidencia.
Hollywood viene apelando, ante la cabal, estricta e incuestionable falta de ideas, a cómics, o novelas gráficas.
2 Guns es una de ellas, con una trama que tiene más vueltas que una calesita, sí, pero también violencia exacerbada y un humor negro, negrísimo.
Mínimamente digamos que Bobby Trench (Washington) y Stig Stigman (Wahlberg) se ven metidos en medio de una guerra impensada entre narcotraficantes mexicanos, la DEA y la CIA, en la que nadie debería confiar demasiado en nadie.
La historia, bastante descabellada y traída de los pelos, es una mera excusa para darle cuerda al humor, en momentos políticamente incorrecto, y balaceras varias.
El islandés Baltasar Kormákur -había dirigido a Wahlberg en Contrabando- nunca parece tomarse todo demasiado en serio, y así arma un filme con guiños para el espectador atento. Y le reserva a dos personajes secundarios, para los que pensó en Bill Paxton y Edward James Olmos, las escenas más paródicas, ejemplificando en ellos las dos caras de la maldad, sí, pero también de la corrupción, la ambición desmedida y el desdén por la vida.
Tal vez no quiso hacer tanto, pero así le salió. Y el resultado es un entretenimiento al que, de no ser por las vueltas de la trama que mencionábamos al inicio, se le puede perder tranquilamente algunos fotogramas mientras se busca la gaseosa o se pide el pochoclo al compañero de butaca. Porque Dos armas mortales es bien, bien pochoclera. Mejor tener el estómago lleno ante las escenas violentas.