En el marco de “Les Avant-Premières 2015”, la séptima edición del Festival de Cine Francés de Buenos Aires, que se realiza entre el 9 al 15 de abril en nuestra ciudad, se encuentra entre su selección de películas “Dos días, una noche” de los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne.
Esta película cuenta la historia de Sandra (Marion Cotillard), una trabajadora de una fábrica que previamente a su reincorporación, su capataz realiza una votación entre sus compañeros: elegir entre un bono de mil euros o mantener a Sandra en el trabajo. Frente a la sospecha de manipulación y presión entre los colegas, Sandra junto a una de sus compañeras consigue que se vuelva a realizar la votación. Es así como tendrá el fin de semana para convencerlos de rechazar el bono para poder conservar su empleo.
La premisa de la historia es simple: frente a un hecho ocurrido, la protagonista deberá realizar ciertas acciones para lograr un cometido. Sin embargo, a medida que la historia avanza se va haciendo cada vez más compleja. ¿Por qué? Porque vamos interiorizándonos con las condiciones de vida de las distintas personas que trabajan con Sandra y tratamos de entender o no por qué la apoyarán o tomarán la decisión de conservar el bono.
A pesar de que la historia se repita una y otra vez (Sandra yendo a ver a cada uno de sus compañeros para pedirles que recapaciten acerca del voto), el ritmo de la trama no disminuye ni se hace monótono. Uno piensa ¿irá a ver alrededor de diez personas a pedirle siempre lo mismo? Sí, eso pasa, pero cada personaje tendrá una reacción distinta y un contexto en el cual se encuentra inmerso diferente. Asimismo, también nosotros juzgaremos la decisión final de cada individuo, según la moral y la ética. ¿Hicieron bien en votar de tal y cual forma? ¿Qué hubiéramos hecho nosotros en una situación similar?
De esta manera, “Dos días, una noche” nos propone el debate y la reflexión acerca de un dilema moral, que a pesar de estar contextualizado en una fábrica de Francia, se puede extender a cualquier trabajo de cualquier país; es una historia universal.
Con respecto a las actuaciones, hay que destacar el impecable e increíble trabajo de Marion Cotillard, quien se pone la película en el hombro y, si bien está muy bien acompañada por Fabrizio Rongione, quien hace de Manu, el marido de Sandra y un personaje muy necesario tanto para la historia como para su mujer, se podría decir que todo el crédito se lo lleva ella. Su interpretación de Sandra es muy cuidada y logra demostrar esa entereza pero a la vez esa vulnerabilidad por la que transita su personaje.
En síntesis, “Dos días, una noche” es un drama sumamente realista, que nos permite ponernos en el lugar del otro y empatizar con los personajes, gracias a un impecable labor de su protagonista, Marion Cotillard, y con una historia muy bien elaborada que se desarrolla de una manera perfecta.