Jean-Christian (Daniel Auteuil) es contador y trabaja para una multinacional. Tiene una vida común, casi intrascendente para el resto de sus compañeros en la firma. Su rutina se ve alterada cuando de repente, luego de protagonizar un accidente, cambia para siempre su vida. El estresado contador descubre que en su cabeza habita alguien más; es Gilles Gabriel, un cantante que en los ’80 tuvo días de gloria, y que supuestamente acaba de fallecer en el mismo accidente que provocara Jean-Christian.
Compartir el cuerpo es el primero de los obstáculos que ambos personajes deben sortear; el trabajo y una presentación fundamental para su carrera apremian y presionan a Jean-Christian, mientras que para el huésped que lleva consigo, estar adentro de otro es una sensación liberadora que se convierte en fuente de creatividad.
Así, una serie de enredos van cambiando de a poco algunos hábitos cotidianos del contador, quien además, está enamorado de su jefa. Sin embargo, pronto descubren que ambos pueden convivir y complementarse, e incluso, ayudarse mutuamente. Con la ayuda del músico que lleva adentro, Christian descubre que además de ser capaz de convertirse en alguien importante frente a los demás, explotando todo su potencial puede tener todo lo que desea, incluso a la mujer que ama con desmedida obsesión.
Con mucho humor Daniel Auteuil se luce en una historia que por momentos, aunque se vuelve algo tediosa y previsible, logra salir adelante gracias a las huellas inconfundibles del cine francés.
Dos en uno es una comedia entretenida que no busca profundizar demasiado en temas trascendentales. Con final inesperado, permite pasar un buen rato.