Daniel Burman logra desde la dirección un estrecho diálogo con el espectador. El eje de tan buena relación seguramente esté en múltiples factores de los cuales destacamos tres: las excelentes actuaciones (especialmente Graciela Borges, que sigue regalando una presencia visual contundente), una historia que vuelve a hacer pie en el meollo de las relaciones parentales, conflictivas, necesarias y sobre todo, universales, y un buen ritmo cinematográfico que no cansa en las múltiples idas y vueltas del relato.
La historia se centra en la microfísica de las complejas relaciones de dos hermanos, que a su vez se entrelazan con toda una constelación mayor de padres, tía, primxs y hasta vecinos.
Cuestiones de poder entre ambos protagonistas, pequeñas victorias o derrotas cotidianas, nexos indisolubles, búsquedas personales, balances, tomas de consciencia e inconsciencia, y hasta el gesto de reconocimiento de la tragedia griega marcan los caminos que ellos transitan hacia uno y otro lado del charco, entre Buenos Aires y Uruguay, ya que la trama habla de distancias y cercanías físicas también.
Algo atractivo en el planteo es el juego irónico hacia el star system local y el amor por las estrellas, en este caso hacia la figura de Mirtha Legrand, sus películas y sus almuerzos. Este lugar de cholula en Graciela Borges además de acentuar el paso de comedia que teje la película tiene sabor a guiño paródico.
También la escena post-final (acompañando a los créditos y cuando la película ya concluyó), con cierto aire a Slumdog Millonaire, muy fresca, es un detalle de music hall que se aprecia y cae como broche a toda la historia, Edipo incluido.
Una película que está muy bien filmada, con una experimentada dirección de actores y sutilezas que se aplauden en el encuentro y desencuentro permanente de estos hermanos, logra llegarle a la gente que sigue buscando, y al parecer encuentra, en la opción nacional un cine representativo que lo conmueva.
Cine argentino 2010
Quizás El secreto de sus ojos haya abierto las puertas y estemos atravesando una buena racha que empieza a proyectar también un nivel distinto para los directores de esta generación del llamado Nuevo Cine Argentino.
En años anteriores pudimos ver un fenómeno de taquilla parecido al de Dos hermanos con productos muy apegados a la televisión, como el caso de Un novio para mi mujer, donde un especialista en contar ficciones de nulo riesgo para el pensamiento crítico como Adrián Suar ponía en la pantalla un producto similar al de sus ofertas televisivas, con el resultado de largas colas en los cines.
En este caso no hay sostén de entretenimiento masivo. Sí hay un Antonio Gasalla fortalecido por el éxito teatral que viene de liderar, y una Graciela Borges que bien puede seguir ostentando el rótulo de gran diva argentina.
Dos hermanos vuelve a conectar muy bien con el gran público. En este sentido, los datos que el INCAA ha hecho circular entre la crítica periodística son auspiciosos: “Estrenada el 1 de abril contó con (entre el jueves 1 y el domingo 4) 119.329 espectadores en 62 salas. Se calcula que un promedio de 1925 espectadores por sala fueron a verla en todo el país”.
El año pasado vivimos el efecto tsunami de El secreto de sus ojos, éxito de taquilla y éxito de ventas en dvd´s formato doméstico (por no mencionar en las copias ilegales que se vendieron y se venden en parques y esquinas por centenares).
En este caso, cabe agregar que los tres factores que mencionamos al comienzo de la nota (historia, actuaciones y ritmo cinematográfico) son relevantes sobre todo porque otros estrenos de este primer trimestre anunciados con grandes expectativas no corrieron la misma suerte. Por ejemplo la película Paco, que emplea muy buenos recursos técnicos y un importante casting, para un tema central en el discurso de los medios, pero que no ha recibido el lugar del público que se supone debería.
En resumen, esperamos ver que en los próximos estrenos (se aproxima el turno de Eva y Lola, de Sabrina Farji, entre otras) las producciones argentinas multipliquen esta sensación de confianza de los espectadores argentinos para con su cine.