Personajes familiares y conflictos cotidianos en una entretenida realización
Daniel Burman vuelve después de “El nido vacío” (2008) a contarnos una historia agri-dulce.
Este realizador de recordados filmes (“Un crisantemo estalla en cinco esquinas” (1999), “Todas las azafatas van al cielo” (2002), “El abrazo partido” (2004), “Derecho de familia (2006)”, entre otras) nos plantea la historia de dos hermanos.
Antonio Gasalla en un persdonaje diferente al que nos tiene acostumbrados y una estupenda e histriónica Graciela Borges componen a estos hermanos que van por la vida amándose y odiándose.
Todo ocurre a partir de la muerte de la madre. Su hermana quiere ocupar el lugar de su progenitora y mandar en la vida de su hermano que vivía, y eras dominado, con su madre.
A partir de aquí se suceden situaciones que de disparatadas no tienen nada. En esta producción de Burman todo es creíble.
Los exteriores en Uruguay, los gags con Mirtha Legrand (incorporada desde el aparato de televisión en sus almuerzos), y las situaciones tragicómicas que se suceden a partir de conflictos familiares, logran llevar adelante una muy entretenida realización que nos refleja la vida de muchos grupos familiares con detectables perfiles individuales.
Cualquiera que vea este filme va a sentirse identificado con alguna situación. Estos dos hermanos no son muy diferentes a los que pueden vivir en cualquier barrio de Buenos Aires