Esos anudados lazos familiares
Dos hermanos se detiene en seres con muy poco en común, pero que sólo se tienen el uno al otro.
Para su nueva película, Dos hermanos, el director Daniel Burman eligió volver sobre una de las temáticas que mejor le sientan: las relaciones de familia.
El reencuentro de los dos hermanos del título está marcado por la necesidad del otro, un quiebre a sus vidas solitarias y monótonas. Vida sin rumbo la de ella, Susana (Graciela Borges), robando la correspondencia de su vecino y buscando siempre la forma de ganar algo de dinero, pero que un día se ve obligada a incluir en su cotidianeidad a su hermano Marcos (Antonio Gasalla), quien hasta ese momento no hacía más que cuidar a su madre (Elena Lucena).
Hermanos muy distintos pero con la misma dependencia, que se tienen más que el uno al otro y que sólo comparten una admiración mutua por Mirtha Legrand (un guiño divertido para el espectador).
Un reencuentro que sirve para reflotar heridas y redescubrirse. Un relato agridulce -como la vida misma- que muestra las miserias humanas pero también como siempre se puede volver a empezar y cuantas vidas caben en una.
Una historia con un sólido guión y diálogos desopilantes que marcan la vuelta al cine de dos grandes actores -Borges y Gasalla-, bien dispuestos a brindar interpretaciones memorables.