Carne latina de cañon
La agente Cooper (Reese Witherspoon) pasó su infancia sobre una patrulla; mientras acompañaba a su padre policía se divertía jugando con pistolas de juguete al tiempo que se aprendía todo el protocolo policíaco. Hoy, ya adulta, es parte del personal policial dedicado a la logística dentro de una comisaria, lejos de la acción, algo que está a punto de cambiar. Un conocido y pelgroso narcotraficante ha sido capturado y pronto irá a juicio, para declarar en su contra hay un par de testigos protegidos que deberán ser escoltados hasta su llegada al tribunal. Esa misión será asignada a Cooper, ya que uno de los testigos es mujer. Lo que parecía algo sencillo de pronto se convierte en un infierno, especialmente cuando Cooper sea considerada una fugitiva y su protegida, Daniella Riva (Sofía Vergara), una testigo en peligro. El esquema de policía-testigo que fugan luego de caer en una celada no es novedoso, ni menos el juego de opuestos que se propone aquí entre la recontra MILF Sofía Vergara y la mata pasiones Reese Witherspoon. La primera se devora la película por prepotencia de lomo y simpatía, aunque su registro esté diez cambios arriba del de Witherspoon, con más y mejor oficio en el género. Pero el problema es un guión ligero, muy desparejo en cuanto a gags que para peor no cuenta con una dirección que imponga el ritmo que la comedia necesita. Queda para un aparte la eterna estigmatización de los latinos como narcos y pendencieros, aunque en este caso nos permite disfrutar de una pequeña participación a cargo del siempre notable Joaquín Cosio ("El Infierno", "Matando Cabos").