Decir que se trata de una película sobre el sexo, que pone en juego la idea de la fantasía, que cuestiona la institución matrimonial y etcétera, establecer debates alrededor de estos asuntos es, lisa y llanamente, colocarse fuera del film. Quienes entiendan el cine solo como un acicate para la discusión tendrán con esta comedia una medida de leña que seguramente incremente la venta de entradas. Ahora bien: si usted es de quienes creen que una película es primero una obra, luego materia de discusión estética y -a veces accidentalmente- disparador para la conversación sobre otras cosas recién en último lugar, va a quedar un poco insatisfecho. El film cuenta cómo un matrimonio sin hijos (Juan Minujín y Carla Peterson) tienta a otro más tradicional (Julieta Díaz y Adrián Suar) con la fantasía del intercambio de parejas. Punto a favor (ideológico): la que desata la fantasía es la mujer. Punto en contra: el que más disfruta es el hombre. Pero eso -se dijo- es extracinematográfico. El problema de Dos más dos -que tiene al menos la virtud de que sus personajes parecen personas de carne y hueso reales- es que su factura televisiva, que incluye mencionar sin profundidad todo tono que deba ser mencionado (hay comedia, hay comicidad, pero hay -esto es un cuento moral y nadie lo duda nunca- drama e incluso momentos supuestamente conmovedores). Es allí donde una buena idea con actores a la altura de las circunstancias (es el mejor trabajo de Suar, y no hay ironía en esto) termina fallando.