Esta crítica podría intitularse “Metiéndose los prejuicios en donde nunca te dio el sol”, o algo similar, pues antes de verla (en mi cabeza) ya la había valorado. Pero pasemos a explicar las razones del cambio en la calificación y decir que estamos frente a un buen producto.
Cual sería la predisposición de un espectador-critico que concurre a presenciar una realisación basada en otro, al cual lo recuerda como un muy mal producto sin atenuantes.
El filme original, “No se aceptan devoluciones” (2014), escrita, dirigida y protagonizada por Eugenio Derbez, producción netamente mejicana, terminó siendo uno de los mayores éxitos de taquilla en su país. Sucedió lo mismo a nivel comercial en el gran país del norte, estrenada como “Instruction not included”, o sea “Instrucciones no incluidas”, como si la paternidad-maternidad (aclaro por las dudas) bien entendida llegase con instrucciones. Véase “El Pibe” (1921) de Charles Chaplin.
Bien. El mejicano se erigió como un fabuloso catalogo de golpes bajos y lugares comunes, tuvo mucho éxito de público, nadie es responsable por las millones de personas que le hicieron caso a las moscas.
En este sentido el actual, versión francesa, toda una traslación que en algún punto hasta respeta la presentación de los personajes, “Dos son familia”, cuyo titulo en francés es “Demain tout commence”, que en su traducción sería “Todo comienza mañana”, mucho más adecuado al texto que presenta presenta.
Abre con una escena que luego retorna sobre el final, un recuerdo del personaje principal y una frase que casi seria una declaración de principios: “Mi padre me enseño a no tenerle miedo al peligro, mi hija me enseño a no tenerle miedo a la vida”. En esta frase hace anclaje el titulo en francés y lo desarrolla.
La gran diferencia de una a otra es que deja de ser una comedia física, como lo fue de mala manera la mejicana, para ser una comedia dramática con elementos costumbristas, con algún toque más humorístico que serio sobre los afectos encontrados y/o perdidos.
Entonces el filme se puede plantear desde tres posibles lecturas según la identificación del espectador, la historia de ese hombre que intentará, finalizará siendo un padre, el mejor posible, la idea sobre la fragilidad de la vida.
Son importantes algunas modificaciones entre un texto y otro, sutiles, pero que podrían mover a interpretaciones interesantes. El personaje mejicano se llama Valentín, que da a primera sensación la de valiente, tal su significado, se ve modificado por el de Samuel en la versión francesa, cuyo origen es bíblico, el Profeta Samuel, considerado casi como un segundo Moisés por su importancia, y el significado del nombre que es “El que escucha a Dios”. ¿Será casual la elección?
En las hijas también se modifican los nombres Maggie / Gloria, la primera me remite a la magia, en realidad es diminutivo de Margaret, la segunda ¿También con tintes religiosos?
Hasta aquí las diferencia más ocultas. La otra importante viene de la mano de las actuaciones, la historia es la misma, casi idéntica, demasiado previsible en su desarrollo, y los intentos de vuelta de tuerca, todos, o en su mayoría, se producen en el último tercio de la narración.
La historia de Samuel (Omar Sy), un típico don Juan francés, joven, agraciado según las mujeres, sin asumir responsabilidad alguna ni ataduras de ninguna naturaleza, hasta que un día reaparece Kristin (Clemence Poesy), una antigua conquista, y le deja “su” bebita de tres meses a “su” cargo, diciéndole eres el padre, a las muestras me remito, y desaparece.
Samuel de inmediato la sigue y recala en Londres, lugar de residencia de Kristin, esa “búsqueda” de la madre, la que se realiza durante poco más de ocho años.
En ese periodo Samuel se habrá convertido en un doble de acción y se ha encargado de criar a su hija en otro país, sin hablar siquiera el idioma, y todo es aparentemente felicidad hasta que regresa la madre para tratar de recuperar a su hija.
Mayormente todo se sustenta en y por las actuaciones, Omar Sy le da otra carnadura al personaje, más empático, no tan bufonesco, los secundarios del mismo modo, mejor construidos, desarrollados y actuados. Los diálogos más acordes, creíbles e interesantes, y un par de detalles, tampoco demasiados, desde lo cinematográfico, léase posición de cámara, encuadre, montaje y la banda de sonido, que la termina alejando de la estética televisiva de la mejicana.
Sino vio la primera ésta le parecerá un buen pasatiempo, con algún que otro mensaje subyacente, si vio la anterior vaya sin prejuicios que hasta le parecerá mejor de lo que realmente es.