Samuel tiene todo lo que un hombre joven, soltero y despreocupado de la vida quisiera tener: carisma, un buen trabajo en una playa francesa, es atractivo y le va bien con las mujeres. Un día, luego de una alocada fiesta, aparece una mujer que conoció un año atrás con una bebe, su bebe. Luego de intentar rastrear a la madre de su hijo por Inglaterra, se resigna y decide aceptar ayuda. Así es como pasan ocho años y conocemos un Samuel distinto, donde cada día es una nueva aventura para él y la ya crecida Gloria. Pero todo cambia cuando la mamá biológica de la chica aparece reclamando tener un lugar en su vida.
Nos llega desde Francia Dos son familia (Demain tout commence en su nombre original), un film que en apariencia y por su sinopsis parece un dramón de esos que la mayoría del público casual le escapa, pero ya al ver sus créditos iniciales veremos que no todo es moco y lágrima en este film. O al menos en gran parte de él.
Una buena parte de responsabilidad para que Dos son familia funcione sin caer en el cliché, es de su protagonista Omar Sy, quien tiene tanto carisma para su papel, que se vuelve querible al instante, cuando en manos de otro actor podría haber resultado insoportable. Lo mismo decimos para sus momentos dramáticos, ya que al habernos enganchado desde el principio con su Samuel, sufrimos junto con él. Pero quien de verdad se lleva los aplausos en esta cinta, es la pequeña Gloria Colston.
Esta muchachita de rulos no solo logra caer simpática y no ser un lastre para la trama (algo que por desgracia suele suceder con los roles infantiles), sino que además termina siendo la contraparte perfecta para el verborrágico papel interpretado por Omar Sy, ya que lo vuelve mucho mas creíble y no tan payasesco.
Esto también se da gracias a la trama, que de a poco nos va dando pistas de lo que veremos en el tercer acto, donde la comedia y la diversión de padre e hija baja bastante de decibeles, y entramos en el lado dramático; haciendo que no sintamos que de golpe estamos viendo otra película, o que el guionista nos hizo algún mal truco para cambiar el rumbo.
Es una lástima que quizás el personaje antagonista de la película, sea bastante cliché (de hecho supongo que la mayoría de ustedes ya se habrán dado cuenta de quién es). Quizás ese sea el punto más flojo de Dos son familia.
Dos son familias es entonces, una entretenida película, en la que más de un padre se sentirá identificado; mostrando como un hijo nos puede hacer cambiar la percepción total que tenemos sobre la vida. De todas formas, y vale aclarar, que pese a las risas iniciales, lleven pañuelitos descartables, porque cuando vienen las lágrimas, vienen en serio.