Saluden al señor Shane Black. No solo es un gran guionista (Arma Mortal, las cuatro) sino un director que maneja la ironía y la violencia con absoluta soltura, creando espectáculos donde ambos confluyen tanto en personajes inolvidables como en un humor a toda prueba. Lo hizo en su debut como director Kiss Kiss Bang Bang (no estrenada aquí) y en su segundo film, la sardónica Iron Man 3. Con Dos tipos... toma sus tópicos de gente que no podría estar junta pero tiene una misión por delante y da vuelta el tópico con la ayuda gigante de Russell Crowe y Ryan Gosling (el segundo, mejor de lo esperado). La película es un policial negro que se disfraza de comedia, y lleva un pequeño caso miserable a una enormísima confabulación con absoluta destreza, sin desviarse de su meta y, esto es clave, sin impedirle al espectador de gozar del mundo que pone en pantalla, esos setenta casi sobreactuados por el diseño que funcionan como contrapunto irónico del comportamiento de los (anti)héroes. Queda claro, de paso, que cuando Crowe se divierte con lo que está haciendo (y aquí parece autoparodiarse: su personaje recuerda en cierto punto al que hizo en Los Angeles: al desnudo) la película mejora.