Una lograda comedia de acción con una carismática dupla.
Las buddy movies modernas habrán nacido con las 48 Hrs. de Walter Hill, pero se perfeccionaron y se volvieron lo que son en la actualidad de la mano de un caballero llamado Shane Black y un guion que le produjeron allá por el lejano 1987 titulado Arma Mortal, bisagra trascendental del género de acción si las hay, junto a Duro de Matar, por supuesto.
Empezado el nuevo milenio, Black hizo la transición a la dirección, y tras probar su suerte como director con la lograda Entre Besos y Tiros y la modesta Iron Man 3 (ambas con Robert Downey Jr.), llega a las salas su tercer opus Dos Tipos Peligrosos.
Dos tipos audaces
Los Angeles 1977. Una joven llamada Amelia contrata los servicios de Jackson Healy, un golpeador profesional, por decirlo de alguna manera, para que le saque del camino a Holland March, un investigador privado contratado para seguirla. Después de un primer altercado que lo deja a March con un brazo quebrado, termina uniendo fuerzas con Healy cuando Amelia misteriosamente desaparece. Mientras tratan de dar con su paradero se dan cuenta que no son los únicos que la buscan.
El guion de la película sigue una estructura de tres actos bastante decente, con una trama sostenida en el marco de la mejor novela negra, donde la química entre los dos personajes protagonistas es el plato fuerte. Las diferencias entre ellos, así como las desventuras que los involucran en la resolución del caso, desembocan en sendas situaciones humorísticas, algunas inscriptas desvergonzadamente en el marco del humor negro. No obstante, debe aclararse que tiene dos puntos en contra notorios: la inverosimilitud en alguna que otra escena y que el tercer acto está demasiado alargado para su propio bien.
Una de las claves de Dos Tipos Peligrosos, su principal atractivo para traer espectadores, está en la dupla de Russell Crowe y Ryan Gosling. Todo lo que sospechan y esperan de ellos es verdad. Su química es innegable; verlos discutir, pelearse y confrontar los obstáculos de la trama no tiene precio. Ambos desbordan un carisma cómico enorme que hace cómplice al espectador desde la primera escena. Mención aparte merece Angourie Rice como la despierta y aguda hija del personaje de Gosling.
Por el costado técnico, tenemos una propuesta estética que se propone y consigue sumergirnos en la década del 70, con sus colores de neón en la fotografía y una dirección de arte que nos sumerge en la época del disco hasta en el más mínimo detalle, en particular durante una escena que transcurre en una fiesta en la casa de un productor de cine porno.
Conclusión
Dos Tipos Peligrosos llega a suficiente buen puerto por obra y gracia de una dupla protagónica con carisma tanto en el papel como en la pantalla. Su guion no va a sobrevivir ningún análisis, pero que el disfrute que se siente en cada fotograma y en cada carcajada es innegable. Si la eligen, mal no la van a pasar.