Al director Olivier Assayas le gusta reunir a personas para que intercambien puntos de vista sobre un determinado tema. En El otro lado del éxito (Clouds of Sils Maria – 2014) la problemática giraba en torno a la representación teatral y a la madurez de una actriz.
En su nueva realización la prioridad es la palabra, los diálogos se suceden de a dos o en grupos, reunidos en torno a una mesa de café, en un restaurante o en el living durante una reunión de amigos. Las disquisiciones sobre los pros y los contra de los libros impresos versus los e-book, las librerías físicas y las virtuales, los audio books, la literatura infantil, los gustos y las tendencias son el eje de reflexión de las conversaciones.
Selena (Juliette Binoche), una actriz cansada de repetir su personaje en una serie que va por su cuarta temporada, está casada con Alain (Guillaume Canet), un editor que contrata a una consultora digital (Christa Théret) para analizar el futuro del negocio de los libros. Léonard (Vincent Macaigne), un escritor que basa sus novelas en sus múltiples experiencias amorosas, vive en pareja con Valérie (Nora Hamzawi) asesora de un político.
Las dobles vidas del título se refieren a los cruces infieles de los protagonistas. Alain engaña a Selena con la nueva consultora mientras que Selena tiene un romance con Léonard. Ambos sospechan de sus respectivas aventuras, pero en los tiempos que corren la flexibilidad es una norma de la convivencia moderna, por lo tanto lo consienten tácitamente.
Las acciones fluyen naturalmente, las discusiones no llegan a un punto concluyente, las rupturas amorosas se tratan con tal liviandad y ligereza como el tema del aborto en la reciente Noemí Gold (Dan Rubestein – 2019), presentada en la Competencia Internacional del último BAFICI. Ni una lágrima, apenas un rostro compungido para que la vida siga su curso sin sobresaltos, por eso no extraña que el film no alcance un pico emocional, se mantiene en un ambiente calmo donde los problemas se toman con mucha filosofía. Nadie sale herido, todo se evanesce como las palabras de un libro físico que terminan en las imágenes de un e-book.
En el guión más hablado de Assayas, la hipocresía no podía estar ausente en las falsas muestras de cariño, en la reunión final donde se reúnen los personajes a sabiendas de sus respectivas infidelidades y en esa dubitativa afirmación de felicidad de Leónard ante la noticia de su futura paternidad. Inquietudes que se desarrollan, algún toque de humor irónico como el guiño autorreferencial de Juliet Binoche, una salida al aire libre sobre el final que da un cierto respiro sobre tanta dialéctica entre cuatro paredes, son el marco para este entretenido film que abreva en la cinematografía de Eric Rohmer y Woody Allen.