Apenas a un mes de haberse estrenado en Japón, ya está aquí la nueva cinta de super peleas, super transformaciones y super griterío de la factoría “Dragon Ball”, un suceso nacido en 1984 que no tiene visos de terminar. Para sus seguidores, esto es un deleite. El resto de la humanidad puede abstenerse. Todo ese mamporro cósmico y enredo de mitologías es solo para fanáticos que crecieron con la serie.
Pero atención, la cosa viene más sencilla que otras veces, e incluye todo un prólogo explicativo. Aparecen menos personajes secundarios, hay menos vueltas, cuando las cosas se ponen peliagudas la unión hace la fuerza, y en el fondo, y a diferencia de películas anteriores, el guerrero más temible está mejor desarrollado y es un buen tipo, sólo que el padre quiere hacerlo malo (la culpa siempre es de los padres). El diseño de la imagen también es sencillo, remitiendo a la serie original. Deplorable, en cambio, la música que acompaña las peleas.
Dato interesante, ésta es una de las cuatro (sólo cuatro) películas con guión del propio Akira Toriyama, el padre de las criaturas. En el doblaje para Latinoamérica, como siempre, el mexicano Mario Castañeda hace la voz de Goku, el guerrero protagónico. En Japón, quién diría, lo dobla una señora medio gordita, Masako Nozawa.