Después de diecisiete años, el legendario comic japónés vuelve a la pantalla grande en esta decimocuarta película de animación de la franquicia Dragon Ball.
Un universo fantástico que sigue las aventuras de sus héroes y mantiene la estética que tantos seguidores cosechó. Para algunos, la concepción de animación puede resultar antigua y hasta ingenua, pero muchos festejarán esta animación 2D que preserva los colores estridentes y los movimientos (casi estáticos) de un producto que ya es marca registrada. Los 42 volúmenes del manga se adaptaron en dos series de anime: Dragon Ball y Dragon Ball Z, las cuales fueron transmitidas en Japón entre 1986 y 1996.
Sin dejar de lado el humor y con una idea de familia y universo amenazados, esta nueva aventura trae a Bils, el Dios de la Destrucción que mantiene el balance del universo, despierta tras un largo sueño y sale en la búsqueda del guerrero que logró esta victoria: Goku. Ahora este miembro de la raza de guerreros Saiyan, junto a Vegeta y los Guerreros Z, intentarán detenerlo.
Con personajes de naturaleza mixta, purasangres con poderes y expertos en combate, la película tiene los ingredientes que esperan los seguidores de la saga y retrotrae también a épocas en las que el dibujo artesanal todavía emocionaba y se elevaba -al igual que los personajes- a la categoría de arte. Masahiro Hosoda es el artesano que coloca alma, luchas y cuerpo a su nuevo trabajo.