Acción y ciencia ficción con todas las de la ley
Dirigido por Pete Travis, este film en 3D, basado en un cómic inglés, tiene una estética original con un guión puro y con claridad expositiva propia del cine clase B. Una pequeña gran película para no dejar de ver en cines.
Son tiempos complejos para la ciencia ficción. En momentos en que el género se pierde –una vez más– en las posibilidades tecnológicas que hoy dan los efectos digitales, de tanto en tanto es un alivio encontrarse con un film directo, duro, que no se aleje de la narración y la historia central que quiere contar. Coherente con el personaje, la película Dredd simplifica y va directo al grano. Basado en el famoso cómic inglés, Dredd tiene a su favor que la versión anterior que se hizo para cine era bastante decepcionante. Algunos pensarán que estamos frente a una remake o que hay que conocer la historieta para comprender la lógica del personaje. Nada de eso. Estamos frente a un film de acción y ciencia ficción hecho y derecho. Capaz de concebir una estética lo suficientemente artística y original como para que no haya tampoco que plantear todo en términos de realismo o verosimilitud. A esto se le suma un uso del 3D verdaderamente logrado y, en consecuencia, justificado. En lo visual, sin duda la película es memorable, y en cuanto al guión, tiene la pureza y la claridad expositiva del cine clase B. Aclarando, para el que aún no lo sepa, que clase B bien entendido es un elogio. Si la sequedad del personaje policía-juez se hace extensivo a la historia, toda la trama de las drogas y su efecto es lo que les abre la puerta a la lógica y el armado visual de gran parte del film. Así que no hay que plantearse Dredd en términos de película pequeña, sino en términos de película pura. La mandíbula cuadrada del actor neozelandés Karl Urban permite darle al personaje del juez Dredd (cuyo casco tapa la mitad del rostro) la fisonomía de héroe duro y sin concesiones. Con clara inspiración en Clint Eastwood, por cierto. Y una gran actriz de la talla de Lena Headey, como Ma-Ma, la villana del film, es otro personaje completamente logrado. No es muy alentador que este relato oscuro y perturbador haya fracasado estrepitosamente en la taquilla norteamericana. Y aunque está bien que eso nos salva de cualquier idea de secuela, habla muy mal de cómo los espectadores hoy se enfrentan a una película buena, sólida y directa. Tal vez no es el más complejo y profundo de los films, pero sí una pequeña gran película que no hay que dejar pasar. «