El mundo del revés
Desde los créditos iniciales, Drive sorprende. Llama la atención desde su música estridente y su tipografía pop, de un color fucsia furioso y aún más pop. Ganadora del premio a mejor director y nominada a la Palma de Oro en Cannes, aplaudida por la gran mayoría de sus espectadores, Drive se fue ganando un lugar y un renombre entre las películas del año y su director, Nicolas Winding Refn (Valhalla Raising, Bronson, Pusher) un merecido espacio entre los realizadores que no pasan desapercibidos (ya sea por méritos positivos o negativos, es innegable que lo ha logrado).
Ryan Gosling (Diario de una pasión, El umbral, Lars y la chica real) protagoniza este curioso filme romántico y de acción en donde encarna a un conductor de escenas de riesgo para el cine que utiliza sus habilidades tras el volante para poner a salvo a maleantes luego de algún hecho delictivo que merezca la pena un escape rápido dentro de la ciudad de Los Angeles. Cuando el muchacho conoce a una joven camarera y a su hijo y los quiere sacar de un problema, los problemas se le vienen encima a montones.
No me hagan enojar que tengo un martillo...
Drive es una película con estilo: cada plano, cada color, cada nota musical que aparecen durante el metraje no están puestas azarosamente. El tratamiento de imagen, la fotografía y la composición de planos son ampulosos, complejos, a veces recargados, pero siempre imponentes y distantes del promedio de películas de acción que suelen verse en nuestros cines. Y la musicalización, siempre fulgurante y upbeat parece querer sacarnos de contexto constantemente. Porque si hay algo que es Drive es una película de contrastes, de
Gosling y Mulligan, a su ritmo
contrapuntos, de constantes descentramientos: un mundo del revés cinematográfico. Y eso también sucede cuando prestamos atención a su narración minimalista (los diálogos son escasos y las escenas mantienen caprichosamente a los personajes en silencios y demoras que la mayoría de las veces no parecen evocar más que el tedio de las vidas de los personajes. Ejemplo: "¿Saldrás conmigo?" Silencio. "Sí". Sonrisa. Silencio. Plano asfixiante, incómodo, pequeño. La sonrisa permanece y la escena perdura en la nada unos 30 segundos más.). Y todos estos elementos nos hacen pensar que en realidad no estamos frente a un filme de acción, ni a un thriller, ni a una cinta de suspenso y gangsters sino que la acerca a un drama al estilo europeo. Y cuando ya uno se acostumbra a los climas densos, a las escenas estiradas y al tratamiento estético "cool", acaece una violencia exacerbada de cabezas que estallan en pedazos al disparo de una Ithaca. Casi todo en este filme nos corre del lugar de donde nos acomodamos como espectadores, nos descentra, nos sorprende. Y en definitiva, Drive no es tanto una película de acción, sino una historia romántica de las más clásicas, de un caballero a bordo de un corcel motorizado intentando salvar a su sufriente doncella. ¿Sorpresa?
Estridencias.
El guión de Hossein Amini (Las cuatro plumas, El ave negra) no termina de cerrar, demasiado preocupado por su pretensión de estilo nos propone un final con toques lyncheanos no sin antes enredarnos más de la cuenta en idas y vueltas que no suman en suspenso y proponiendo un desarrollo del climax algo previsible (justo cuando debería, la historia no nos sorprende). La dirección del danés Nicolas Winding Refn, por su parte, es notable (principalmente porque se hace ver, llama la atención, pero también porque logra imprimir en el filme todas las características que ya hemos descripto y que son las que hacen de este un filme especial) y lo vuelven un director a seguir para cualquier cinéfilo que se precie.
El ascendente Ryan Gosling estuvo bien elegido para este papel sombrio y austero, violento y caricaturesco (campera con escorpión, palillo entre los dientes, pocas palabras) y su chica, la bella Carey Mulligan (Enseñanza de vida) también convence desde su lugar de víctima irremediable. Pero lo mejor del casting está entre los chicos malos y no tanto, los que -por una razón u otra- tienen las manos sucias, como bien dice Bernie Rose el personaje del capo mafia muy bien logrado por Albert Brooks. Lo acompañan su socio Nino (Ron Pearlman, también conocido como Hellboy) y un allegado, Shannon (Bryan Cranston, protagonista de la estupenda serie Breaking Bad).
Bryan "Breaking bad" Cranston, presente
Drive es un filme donde todo parece mostrarse al revés de como suele ser. Con muchísimo mayor tratamiento estético que narrativo, mucho más preocupada por ser "cool" que por entretener, tendrá fanáticos acérrimos y detractores implacables y cada uno tendrá razones válidas para argumentar. Yo sólo les puedo recomendar que la vean y tomen partido.