Cruzada contra el amor
Hay veces que una sola escena basta para comprender ante qué tipo de propuesta nos encontramos como espectadores. Dulce de leche nos ahorra varios pasos y desde los primeros fotogramas (en donde encontramos bellas imágenes de un río y unos jovencitos acartonados charlando tonterías) nos muestra un filme que puede llegar a ser apreciado desde su estética, pero jamás desde sus personajes y, por ende, de su historia...