Massimo es un niño de nueve años que se divierte compartiendo el tiempo libre junto a su madre (Barbara Ronchi). Juntos, bailan, viajan en micro, juegan a las escondidas y hasta llenan un álbum con recortes de los cantantes de la época, hasta que una noche, luego de que ella va a desearle dulces sueños, un grito se escucha y el equilibrio se rompe: la mujer ha muerto. Nadie toma el suficiente coraje como para explicarle a Massimo lo que sucedió, simplemente le organizan un encuentro con un cura y posteriormente le informan que fue “un infarto fulminante”, clausurando con esa respuesta el tema.