Es Disney, y es Tim Burton, pero fagocitado por la gran maquinaria de hacer dinero, y se nota. Si ya la clásica historia del pequeño elefante con orejas que le permitían volar había calado hondo en los espectadores, acá superar la apuesta no fue tarea fácil. Visualmente impactante, con animaciones que sorprenden, pero con una falta de emoción y originalidad notoria.