Después de varios desaciertos por parte de Tim Burton, el director logró reconvertir una historia chata y sin profundidad, en una satisfactoria historia de perseverancia y aceptación, donde la estética y la atmósfera juegan un papel fundamental.
Para comprender la magnitud de lo que significa Disney hoy en día, hay que retroceder varias décadas para poder darse cuenta que animadores, escritores y directores han sabido marcar el camino dentro de la industria mucho antes de que llegásemos a conocer a Pixar o las películas de superhéroes. Una de esas obras fue Dumbo (1941), la historia de un elefante que tenía las orejas tan grandes que hasta podía volar. Esta habilidad tan especial innata del elefantito le costó cara, ya que durante sus primeros años de vida sufrió un constante maltrato por parte del resto de los animales del circo ambulante donde se encontraba y también por parte del público que se acercaba a la carpa de los hermanos Medici para satisfacer su necesidad de entretenimiento. Esta historia no es otra cosa que una reinvención del famoso cuento del Patito Feo, pero llevado a cabo con el famoso toque de Disney de hacer que animales puedan representar sensaciones humanas como si fueran uno de nosotros. Considerado como una de las joyas del cine clásico de Disney, ahora le tocó su turno de pasar por la sala de proyectos para así poder lograr tener su remake live action, esta nueva moda que desde las oficinas del ratón han optado por adaptar sus historias más emblemáticas con actores de carne y hueso, y con el siempre confiable poder de la animación actual y el CGI.
Como la historia en sí trata de la vida y las desventuras de un “bicho raro” o “freak“, el encargado de llevar esta remake será alguien que se considera a si mismo como tal: Tim Burton. Uno de los autores que fue furor en la década de los 90s y que en el presente milenio no ha podido plasmar esa misma magia en las películas que ha dirigido. Quizás su última película que haya dado que hablar, por lo bien que estaba construida, actuada y ejecutada, fue Sweeney Todd (2007), pero aún así aquella obra logró tener una suma interesante de detractores, que años después se multiplicaría exponencialmente por el estreno de una de las primeras re-adaptaciones live action de Disney: Alice in Wonderland (2010). Con más opiniones en contra que a favor, Burton se alejó de la dirección de la secuela y se dedicó a sus propios proyectos personales, donde desafortunadamente tampoco le fue muy bien. Ahora Tim Burton y Disney se juntarán de nuevo para trabajar y buscarán tener la revancha que se merecen, haciendo una rea-daptación del famoso elefante volador.
En esta oportunidad Dumbo (2019) explorará no solo los sentimientos del famoso elefante, sino que también irá más allá y narrará desde otro punto de vista la vida en el circo de los Hermanos Medici. Esta visión será explorada gracias Holt Farrier (Collin Farrell) un soldado que regresa al circo luego de su paso por la guerra y que junto con sus hijos Milly (Nico Parker) y Joe (Finley Hobbins), se encontrarán con el famoso Dumbo e intentarán que este sirva de ayuda para evitar la quiebra del circo comandado por Max Medici (Danny DeVito). Por supuesto que esta aparición atraerá la atención de más gente de lo pensado y ahí es donde juega un papel determinante V.A. Vandemere (Michael Keaton), uno de los dueños de un nuevo parque de diversiones que luego de hacerse eco de las actuaciones de Dumbo, intentará que éste pueda hacer lo mismo en su propio parque, pese a que los tratos no serán los mismos y las presiones por parte de los dueños tampoco.
Luego de su última incursión en el cine con Miss Peregrine’s Home for Peculiar Children (2016), Tim Burton ha logrado volver a plasmar todo su estilo en una película. Esa estética sombría y de pesadilla se le venía haciendo esquiva y en esta oportunidad esas características vuelven a tener lugar. El director toma la decisión correcta a la hora de esta re-interpretación ya que la película bien podría dividirse en dos. La primera mitad haciendo un claro homenaje al material original, respetando las escenas más recordadas y emblemáticas. La otra mitad es una clara muestra de la vigencia de Burton, construyendo escenarios monumentales y explotando los tonos de los colores para crear así un paisaje y puesta en escena completamente futurista, que van de la mano con lo que propone la trama. El guion resulta ser muy superior que el del material original, en esta oportunidad los personajes son mucho mejor desarrollados y se logra poder empatizar de una mejor manera con ellos. Los pasajes de comedia están muy bien llevados a cabo, sin caer en los chistes tontos y fáciles. La edición de sonido y la banda sonora dan en la tecla justa para poder lograr un ambiente completo y una experiencia total. Pero por sobre todas las cosas que diferencian a ésta Dumbo de la original, es que aquí hay un conflicto claro y concreto, con un antagonista que pese a ser obvio y para nada sorprendente, está determinado a lograr su cometido.
Las actuaciones no son de deslumbrar, pero si están a la altura de lo necesario para hacer de esta película una obra totalmente disfrutable. Con Michael Keaton, Collin Farrell y Danny DeVito como principales exponentes, sus personificaciones están muy bien logradas. Burton tenía que rodearse con sus actores de confianza para poder lograr explotar su potencial y al mismo tiempo lograr que estos nombres de tanta marquesina no opaquen al gran protagonista orejudo. Un Dumbo que está creado de una manera magistral por CGI, que parece tener emociones reales y dando unas interacciones con los personajes reales que son sorprendentes. La mayoría de esas interacciones se dan con Eva Green, la otra gran estrella que si bien se la nota cómoda en su papel, ella no termina siendo aprovechada por el guion como para darle una importancia preponderante. Da la sensación que su personaje solo sirvió para que Burton se haga un festín a la hora de diseñar sus peinados e indumentaria, un fetiche que el director tiene desde sus primeras obras animadas y live action, que a veces logran quedar un tanto exagerados ya que busca poder equilibrar el poco desarrollo de personaje con un gran despliegue de producción.
La Dumbo de Tim Burton será recordada como una pieza de entretenimiento más. Donde la obra original es tomada y re-imaginada por un autor, haciendo su propia película del mítico personaje. Ni por asomo estará dentro de las mejores del director, pero si deja la sensación de que Burton todavía puede imaginar y concretar sus ideas sin cambiar su estilo y materializarlas en forma de película.