Si había una película que estaba en la lista de los estrenos más esperados del 2020, seguro que Duna figuraba al menos en los primeros tres puestos de todos los listados. Por eso dolió tanto que su estreno se retrasa un año, pero al mismo tiempo eso hizo que el hype fuera incrementándose mes a mes ¿Esto terminó jugándole en contra a la nueva adaptación de Duna? Veremos.
Estamos en un reino galáctico, donde la Casa de los Atreides es ordenada para hacerse cargo de un planeta donde se consigue un precioso mineral. Pero todo parece ser una trampa orquestada por la Casa de los Harkonnen. Ahora el joven Paul Atreides deberá luchar no solo por su familia, sino por el bien de toda la galaxia.
¿Cómo decir que estamos ante una película que es buena, pero que al mismo tiempo nos deja con gusto a poco? Porque esa es la sensación con la que termine de ver esta película en el cine; que acababa de presenciar un muy buen film casi sin errores en todos sus apartados, pero que no tiene ni un ápice de épica o emoción.
Empezando por el elenco de lujo (una de las cosas que llamó la atención cuando se anunció el proyecto), podemos decir que cumple. Ninguno está mal, pero tampoco nadie destaca. Incluso diríamos que un par de intérpretes salen bastante poco para la calidad de actores que son, sintiéndose que están ahí para una eventual secuela. Solo destaca por sobre el resto Rebecca Ferguson, quien además tiene el personaje con más matices, y por ende más posibilidad de explotar sus dotes actorales.
Donde sí brilla la película es en lo técnico. Tanto la música, la mezcla de sonido, la fotografía y los efectos, son del nivel que uno esperaba y quizás aún mejores. Varias escenas llegan a dar ganas de aplaudir, pese a que narrativamente no esté pasando nada, pero la unión de imagen y sonido, generan unas ganas de quedarse viendo esos planos casi en forma de loop.
Pero es hora de hablar del elefante en la habitación, y es el nulo corazón que tiene esta película. Como dijimos, todos los apartados técnicos se ven impecables, y si uno se pone a ver qué está mal ejecutado, va a notar que no podemos decir nada específico. Pero es que el film no logra transmitir nada, pese a que hay varios personajes que mueren, momentos donde algún actor podría dar un discurso épico; o incluso un final en el que no pasa lo que media sala estaba esperando; siendo el clímax el claro ejemplo de que esta nueva cinta de Denis Villeneuve es muy fría a nivel emocional.
En conclusión, Duna pareciera que está hecha por una inteligencia artificial, y no por alguien del calibre de Denis Villeneuve. Sintiéndose bien en todos los aspectos, pero al mismo tiempo sin pasión por parte de sus responsables (y acá incluimos a los actores), quizás el tiempo de espera y las enormes expectativas que había para con ella, terminaron por hacernos sentir que estamos ante un proyecto que podría haber dado mucho más de sí.