Duna

Crítica de Martín Goniondzki - Cinéfilo Serial

Tras reiteradas postergaciones debido al contexto pandémico, finalmente se estrena «Dune», la nueva adaptación de la novela homónima de Frank Herbert, dirigida por el director canadiense Denis Villeneuve («Arrival», «Prisoners», «Sicario»). Villeneuve parece ser bastante intrépido a la hora de elegir sus proyectos cinematográficos, o al menos es lo que viene demostrando con sus últimos trabajos. Convengamos que fue una decisión osada la de llevar adelante «Blade Runner 2049» (2017), secuela de la mítica película de ciencia ficción de 1982 dirigida por Ridley Scott, basada en una novela de Philip K. Dick. Dicha secuela consiguió honrar tanto al primer film como al material original siendo aclamada por la crítica, pero obteniendo un tibio desempeño en la taquilla.

Decimos que a Denis no le tiembla el pulso, ya que al poco tiempo de haber concluido con su visión del mundo de Deckard y los replicantes se confirmó que su próximo trabajo sería una nueva película de «Dune», otro clásico de la literatura y la ciencia ficción cuyos antecedentes en la pantalla grande no habían sido, por ponerlo de forma bondadosa, del todo «felices». En 1975, Alejandro Jodorowsky comenzó a trabajar en una adaptación de la novela que no llegó a pasar de la preproducción (hay un documental de 2013, titulado «Jodorowsky’s Dune», que explica en detalle los pormenores de este proyecto trunco). Años más tarde, en 1984, la novela de Frank Herbert llegaría a la pantalla grande de la mano de David Lynch («Twin Peaks», «Blue Velvet»), con una versión algo separada de la novela que terminó siendo un fracaso de taquilla y de recepción por parte del público y la crítica especializada. Con los años, dicho film adoptó un status de culto con opiniones diversas sobre su «calidad». Entonces quedó por un lado una versión que nunca verá la luz que fue romantizada por demás y una que a pesar de ser fallida terminó brindando algunas cuestiones interesantes.

Cabe destacar que «Dune» ha ejercido una enorme influencia en el marco de la ciencia ficción, sirviendo de inspiración para una enorme cantidad de obras literarias, películas, series y producciones de renombre que puedan ser encasilladas dentro del género y que probablemente hayan conseguido hasta mayor reconocimiento que ella. Es quizás por eso que se sigue insistiendo con las adaptaciones. La vinculación de Villeneuve a una nueva producción de «Dune», 37 años después del film de Lynch, generó una cálida sensación teniendo como antecedente la digna secuela de Blade Runner.

Como es sabido, la novela podría ser catalogada como aquellas que pertenecen a la «ciencia ficción dura», la cual aborda una historia compleja y rica en detalles con un desarrollo de una mitología amplia y avanzada. La misma se sitúa en un universo donde reina un emperador, el cual se encarga de mantener el status quo entre los planetas que pertenecen a su imperio. El eje central de dicho reinado parece ser el planeta desértico conocido como Arrakis, que comprende un feudo bastante codiciado por todos, ya que en dicho inhóspito lugar abunda una especie cuya riqueza pasa por ser la materia prima más valiosa de la galaxia. Con ella se pueden realizar viajes interplanetarios, pero al mismo tiempo puede ser utilizada como droga capaz de amplificar la conciencia y extender la vida. Hace años que el feudo es administrado por los temibles Harkonnen, pero el emperador decide ceder el control de Arrakis a la Casa de los Atreides. Es así como El duque Leto (Oscar Isaac), la dama Jessica (Rebecca Ferguson) y el hijo de ambos, Paul Atreides (Timothée Chalamet), viajan a dicho feudo para tomar la administración y hacer que el nombre de su casa vuelva a recuperar la gloria. No obstante, ellos mismos saben que deben preparase ante una posible traición o represalia de los Harkonnen. Para ello, el duque investiga realizar una alianza con los lugareños, los Fremen, unos habitantes del desierto que conocen los secretos de la especie.

Al parecer Villeneuve tuvo cierta libertad para desarrollar su visión, comenzando por la decisión de cortar el primer libro de la saga en dos partes, algo que hizo ruido cuando se anunció pero que en retrospectiva resulta acertado ya que le permite desarrollar de mejor manera la enorme cantidad de personajes, la complejidad de los vínculos entre los clanes, los planetas y sus relaciones, así como también desplegar la enorme mitología que rodea a la novela. Esto hace que, si bien por momentos se esboce cierta sobre exposición necesaria para explicar los conceptos complejos alrededor del mundo de «Dune», esta no resulte tan pesada o forzada como suele pasar en este tipo de relatos.

Por otro lado, el guion que escribió el propio director junto a Jon Spaihts («Prometheus», «Doctor Strange») y Eric Roth («Forrest Gump», «Munich»), encuentra una perfecta forma de estructurar esta primera mitad con un extenso pero inevitable primer acto que explique las intricadas cuestiones políticas que rodean a la galaxia para desembocar en un maravilloso segundo acto donde los personajes principales comienzan a cumplir sus roles en esta especie de juego de ajedrez galáctico para culminar en un tercer acto algo más apresurado y desprolijo pero necesario para preparar esa segunda mitad que vendrá más adelante. Esto es complejo para analizar en solitario ya que por ejemplo el arco de evolución de Paul Atreides (un siempre cumplidor Chalamet) parece por momentos no ser del todo armonioso, probablemente debido a que la historia no llega a culminar y mostrar ese camino del héroe completo sino solamente una parte.

La puesta en escena que logra Villeneuve es realmente impresionante, y no solo se lucen tanto el diseño de producción como la fotografía, sino que, además, se hace uso de la grandilocuencia que requiere este tipo de superproducciones, pero sin dejar de lado la funcionalidad e incluso aprovechando los espacios utilizados sin que estos luzcan como sets enormes y vacíos sino haciéndote partícipe y mostrándote detalles vitales para hacerte sentir parte del universo de Herbert.

El trabajo de casting es otro de los grandes aciertos de la película, encontrando en cada intérprete a un rol perfecto para cumplir. Hablamos de Chalamet como el protagonista al que no le queda grande el personaje, pero también hay un enorme trabajo de los actores y actrices secundarios, así como también de la relación que se da entre los mismos. Rebecca Ferguson como la madre de Atreides logra una perfecta química y un buen contraste con Chalamet. Jason Momoa y Josh Brolin hacen un buen trabajo como los mentores y protectores de la Casa Atreides, e incluso los villanos interpretados por Stellan Skarsgård, Dave Bautista y David Dastmalchian, como los representantes de los Harkonnen parecen encontrar inspiración en tragedias shakesperianas sin desafinar con el tono del relato. Probablemente, falte desarrollo de los personajes de Zendaya o incluso de Javier Bardem, como los representantes de los Fremen, pero ello es porque cobrarán mayor relevancia en la parte 2.

Es probable que para algunos resulte algo extensa e incluso pretenciosa, pero, particularmente no hubo mejor destino de la novela que las manos de Villeneuve. Por el lado musical, la banda sonora recayó en Hans Zimmer que también logra acompañar lo majestuoso de la obra desde un meticuloso trabajo que busca escoltar la complejidad inherente al relato.

«Dune» es una película fascinante que logra capturar la magia y la complejidad de la obra original y trasladarla a la pantalla en su mejor forma hasta la fecha. Un film que se nutre de la visión de su director para conseguir tanques no solamente entretenidos sino sustanciales y repletos de resignificaciones que van en consonancia con los tiempos que corren. La película que debe ser vista en pantalla grande de forma obligatoria.