Dúo

Crítica de Milagros Amondaray - La Nación

Una postal. Una suma de postales, de recuerdos. De eso se trata la vida para Mónica (Mónica García), pero también para la realizadora que registra su historia, la española Meritxell Colell Aparicio, quien con su flamante largometraje vuelve a colaborar con la actriz protagónica de Con el viento, su película de 2018 con la que DÚO comparte la misma sensibilidad, y en la que el baile vuelve a operar como herramienta de expresión y autodescubrimiento. La historia comienza con un viaje al Norte argentino de una pareja que, además de compartir la cotidianidad, trabajan juntos, conforman un dúo de danza que, tras emprender una gira por la cordillera de los Andes, eligen un nuevo rumbo como forma de salvar un vínculo que está signado por los silencios, los reproches, y una violencia verbal que va asfixiando a Mónica.

Que Aparicio elija planos cerrados para registrar las coreografías de sus protagonistas podría resultar una obviedad desde lo simbólico y, sin embargo, el enorme talento de la directora para eludir cualquier decisión estética perezosa convierte a esa decisión en la más poderosa posible. El movimiento de los cuerpos, ese acercamiento y distanciamiento, grafican una dinámica en la que Mónica va intentando encontrar su autonomía en una realidad atravesada por una sinergia que su mirada lamenta y rechaza. DÚO nos muestra a una mujer errante que se conoce a sí misma a través del contacto con otras realidades, una forma muy poética de abordar ese proceso de contemplación; y DÚO también retrata, con la nostalgia de lo imperceptible, ese lento camino en el que uno se va perdiendo en otro.