Mónica y Gonzalo emprenden un viaje, en época de carnaval, por el norte argentino, más precisamente por las provincias de Salta y Jujuy, para insertarse en la cordillera andina, donde habita la comunidad aimara en una pequeña localidad aislada de todo. Allí se presenta la pareja, llevando con ellos el arte de la danza, en busca de exponer su destreza y maestría proponiendo también un intercambio entre las distintas culturas.