En 2017 se estrenaba la primera parte titulada «The Hitman’s Bodyguard», una buddy movie de esas que abundaban en los ’80 y ’90, que mezclaba acción y comedia que reunía a Samuel L. Jackson y a Ryan Reynolds, demostrando una gran química en pantalla a pesar de que la película no representaba nada nuevo u original. Un film entretenido, con momentos de comedia negra irreverente, que se beneficiaba de presentar un dúo protagónico atractivo que lograba una gran sinergia. Cuatro años después llega una secuela (bastante innecesaria, por cierto) cuyo título original es «The Hitman’s Wife’s Bodyguard», y que viene a subvertir la dinámica de la pareja protagónica incluyendo al personaje de Salma Hayek («From Dusk Till Dawn», «Traffic»), Sonia Kincaid, la esposa del personaje de Jackson, quien cobra mayor protagonismo que en la primera entrega.
Esta secuela nos presenta al guardaespaldas Michael Bryce (Reynolds), pasando por un difícil momento tras los eventos de la película anterior, ya que le revocaron su licencia como protector. Bryce todavía se encuentra bajo investigación y decide tomarse un año sabático en las playas europeas y relajar después de tanto tiempo. No obstante, Sonia Kincaid (Hayek), la impulsiva e irascible esposa de Darius (Jackson), reaparece llevándole el peligro a Michael, cuando le pide ayuda para liberar a su marido quien fue secuestrado por unos matones. Lo que no sabe ninguno de los dos es que se verán envueltos en un peligroso complot mundial en el que está implicado un terrorista acaudalado de Grecia (Antonio Banderas) que busca la forma de demostrarle su poder a la Unión Europea la cual impuso severas sanciones a su nación. A su vez, el trío será perseguido por las fuerzas de Interpol comandadas por un agente de Boston (Frank Grillo), quien buscará la forma de utilizarlos para poder detener al terrorista.
La película de Patrick Hughes, a pesar de tener un trío protagónico interesante, y de intentar corregir o diferenciar el rumbo de esta obra con la inclusión de Salma Hayek en un rol más principal, sufre de volver a repetir las fórmulas y convenciones de este tipo de films de «parejas disparejas» sin presentar nada nuevo u original en la ecuación. El humor en esta oportunidad tiene momentos en los que funciona y momentos en los que pifia, y hasta resulta un poco agotador ver como Ryan Reynolds sigue con el cassette de «Deadpool» pero sin la máscara. Incluso hasta hay mucho espacio para un slapstick medio inverosímil que no aporta demasiado en cuanto a gags.
El guion tampoco ayuda y parece una mera excusa para poner a los personajes enfrentados y someterlos a unas elaboradas secuencias de acción con tiroteos y persecuciones atractivas que igualmente no compensan los desajustes narrativos. Por otro lado, todo parece demasiado exagerado y resulta excesivo en escena, algo que lleva por ejemplo a que los personajes estén bastante sobreactuados (más que nada podemos ver esto con Sonia, donde Salma Hayek hace lo que puede con lo poco que le da el guion).
«Duro de Cuidar 2» es una secuela fallida que no aporta mucho al universo que vimos en el primer film y que a pesar de un par de buenas secuencias de acción y de tres actores comprometidos con la causa, resulta reiterativa, poco imaginativa, desmotivada e incluso exagerada. Un film que no logra aportar nada nuevo y que puede llegar a resultar aburrido en ciertos pasajes.