Mas allá del nombre -sea en su idioma original o cualquiera de sus traducciones según el país-, con el que el film intenta parodiar algunos films de acción -entre ellos aquel clásico de 1992 protagonizado por Kevin Costner con la genial banda sonora a cargo de Whitney Houston, pero sin la historia de amor entre los protagonistas-, Duro de cuidar refresca la cartelera con esta comedia de acción protagonizada por una pareja antagónica con una vuelta mas de tuerca.
Ryan Reynolds protagoniza a un obsesivo y prolijo guardaespaldas que deberá llevar sano y salvo a un asesino a sueldo -Samuel L. Jackson- dispuesto a testificar ante la Corte Internacional de justicia de La Haya contra un ex presidente ruso. Pero ambos parecen tener cuentas pendientes del pasado, que sumados a los innumerables sicarios del dictador transformaran su llegada a la corte en una odisea.
Patrick Hughes, responsable también de Los indestructibles 3, sabe utilizar la fórmula del género y combina acertadamente secuencias de acción cruda y violenta -especialidad de Hollywood con protagonistas imparables en el arte de eliminar a sus enemigos-, con extensas persecuciones enmarcadas por admirables locaciones como Ámsterdam, Londres y Bulgaria, y otras escenas en tono de comedia basadas en los diálogos y gags surgidos de la buena química entre Samuel L. Jackson con Ryan Reynolds, intercalando flashback y contrapuntos musicales para parodiar algunos de los clásicos de los que bebe o al menos se ríe de ellos.
Aunque el afiche local no permitió descubrir a simple vista, como en el americano, la parodia de El Guardaespaldas -Ryan Reynolds sosteniendo en brazos a Samuel L. Jackson respetado todas las tipografías, escalas cromáticas y fondos del original de Kevin Costner a Whitney-, algunos flashback al son de "I Will Allways Love You" -tema central de la banda sonora de El Guardaespaldas- rinden un divertido homenaje.
Pero la vuelta de tuerca esta dada por el tono o enunciación elegida para la narración, sobre todo por parte de Ryan Reynolds, que hereda de mucho de Deadpool y su afán por romper la cuarta pared con el espectador. Del súper héroe también hereda a un Ryan Reynolds verborrágico, metódico, enamorado de una morocha de armas tomar, con una banda sonora con éxitos de los 80, un villano cruel e inescrupuloso, escenas de comedia romántica en medio de violencia extrema y gags cómicos e inverosímiles intercalados con discursos sobre la inocencia y la culpa o sobre la vida y el amor.
La química entre la dupla Reynolds / Jackson resulta refrescante a pesar de ser estereotipos de papeles que han hecho anteriormente -Jackson es el clásico criminal que en el fondo tiene buen corazón o al menos un código de honor y Reynolds casi una prolongación de Deadpool-, y muy bien acompañados de un grupo de secundarios muy eficaces, como Salma Hayek -la esposa de vocabulario procaz y soez- y Gary Oldman -como el dictador despiadado-, tal vez ambos un poco desaprovechado, junto a Élodie Yung -Elektra en la serie de Daredevil-, entre otros.
A pesar de los clichés y algunos gags muy previsibles, Duro de cuidar imprime los tiempos justos de cada género para lograr un relato de acción divertido y efectivo.
Me resulta interesante destacar que tal vez por los escenarios elegidos y los recientes acontecimientos internacionales ocurridos en Europa, la audiencia difícilmente se abstraiga de ello y algunas escenas de persecuciones y explosiones añadan otros aditivos en la percepción del espectador.