Duro de cuidar es la nueva película de la productora Millennium, la gran heredera de lo que fue la compañía Cannon Films en los años ´80.
Su fundador, Avi Lerner, fue uno de los principales colaboradores del realizador Menahem Golan y en los últimos años concibió la mayoría de las películas que hicieron Dolph Lundgren, Jean Claude Van Damme y Steven Seagal para el dvd.
Si bien por lo general sus proyectos se estrenan directamente en video o en plataformas de streaming, a veces también llegan a los cines, como ocurrió con la saga Expendables y Ataque a la Casa Blanca (y su continuación) con Gerard Butler.
En esta ocasión Millennium nos propone un viaje en el tiempo a los comienzos de la década de 1990, uno de los grandes períodos de gloria del subgénero de la Buddy Movie, con una producción que tranquilamente se podría haber estrenado en ese momento.
Ryan Reynolds y Samuel Jackson (quien protagonizó en el pasado grandes filmes de este tipo como Duro de matar 3 y El largo beso de adiós) son los responsables de hacer llevadera una historia olvidable que sin ellos hubiera terminado en la televisión.
Ambos conforman una dupla con química que se potencia por sus habilidades para generar situaciones graciosas y están muy bien en sus personajes.
Lamentablemente el guión no los acompañó y presenta una trama que no explota el potencial que tenía esta dupla.
La película del director Patrick Hugues (Red Hill) tiene un severo problema de identidad en su narración y nunca termina de quedar claro el tono que le quería dar a este conflicto.
El film tiene numerosas situaciones de humor absurdo que se contraponen con otras escenas más serias que parecen pertenecer a una producción diferente.
El mejor ejemplo de esta cuestión lo encontramos en el villano que compone Gary Oldman, que tiene un claro perfil dramático e interviene en una subtrama política que no tiene nada que ver con los hechos ridículos que enfrentan los protagonistas.
Entre los aspectos positivos de Duro de aguantar es justo destacar que el director Hughes mejoró su trabajo en las escenas de acción, luego de su decepcionante labor en Expendables 3.
Al menos en este proyecto pudo crear secuencias de tiroteos y persecuciones automovilísticas decentes que no abusan de los efectos digitales.
Para matar el tiempo con una comedia de acción este estreno logra ser entretenido si bien le sobra media hora al argumento y su visionado enseguida queda en el olvido.
A la hora de buscar propuestas de este género, en este momento están disponibles Asesino: Misión venganza y Atómica que son producciones superiores para disfrutar en una sala de cine.