Una fórmula bien aplicada
Si bien no hay nada nuevo bajo el sol, es justo decir que Duro de cuidar es un film pasatista, entretenido y en el que pueden encontrarse todos los elementos de género bien ejecutados. El primer ingrediente para este plato bien presentado en su packaging es contar con una pareja protagónica capaz de generar empatía y complicidad con el espectador, al mejor estilo de las “buddy movies” como la icónica Arma mortal.
Sin embargo, la comicidad per se en lo que se enrola dentro del mainstream como comedia de acción falla precisamente por la precariedad de este segundo elemento de la ecuación. No hay ideas concebidas para explotar la acción, el vértigo y las secuencias características de persecuciones, tiros y cosha golda. El caso de este film es una grata excepción a la regla, tal vez porque detrás de cámara se encuentre el avezado Patrick Hughes (responsable de Los indestructibles 3), quien no apela tanto al efecto digital como muchos de sus colegas que pretenden ocultar sus falencias con la pirotecnia y las explosiones sin sentido.
Si hay algo que destacar de Duro de cuidar –título poco feliz de los distribuidores locales– es su equilibrio entre escenas de humor físico, contrapuntos entre Ryan Reynolds y Samuel J. Jackson, sin dejar de lado el aporte de Salma Hayek en un rol secundario vistoso y a su medida.
Una premisa sencilla y eficaz: Reynolds es un guardaespaldas de elite, degradado por una falla con una de sus protegidos, quien fue ultimado por un sicario, ahora debe tomar trabajos de poca acción. Jackson, por su parte, cumple condena en una cárcel de máxima seguridad, es un sicario experto y su testimonio en un juicio de lesa humanidad puede torcer el destino de un tirano (Gary Oldman), acusado de masacrar poblaciones enteras.
La unión de ambos no hace a la fuerza, sino todo lo contrario porque el pasado siempre los encontró de un bando al otro, uno a la defensa y el otro al ataque. Imposible que de esa relación salga algo bueno y menos si se trata de cuidarle la espalda al otro durante un largo tránsito por rutas peligrosas y al acecho de villanos y sicarios que pretenden empañar los planes.
El resto acapara casi dos horas de acción y humor donde la pareja explosiva demuestra estar a gusto con sus respectivos personajes. Ni más ni menos que una fórmula bien aplicada.