Debo admitir mi ingenuidad, ya que estaba convencido de que la saga Crepúsculo era una trilogía. Como dirían los Les Luthiers, fue un error de lipotimia. Ahora que acabo de terminar de ver Eclipse, me vengo a enterar que hay una cuarta parte (ugh!), la cual se va a partir al medio y se convertirá en dos filmes al estilo de la última entrega de Harry Potter (re-ugh!!). Dios mío: y yo que pensé que me había librado de todo esto...
Eclipse es la tercera entrega de la saga Twilight, la que arrancara con la excelente Crepúsculo (2008) y siguiera con la mediocre Luna Nueva (2009). Ahora tuvieron el tino de llamar a David Slade, el mismo de 30 Días de Oscuridad y Hard Candy, que sabe un poco sobre vampiros feroces y adolescentes sicópatas (como es este caso!). Las buenas nuevas es que Slade, al menos, ha podido afilar los colmillos y garras de los involucrados en este culebrón sobrenatural, con lo cual el filme es mucho más satisfactorio en cuanto a clima y violencia. El problema más grave sigue siendo el romance de fondo, ya que los autores (Stephenie Meyer, creadora; Melissa Rosenberg, guionista) siguen convencidos que están desarrollando la próxima Lo Que El Viento Se Llevó ... y la realidad termina por demostrar que se trata de un bodrio de aquellos.
Me he puesto a analizar cúal es mi fobia con la saga Twilight, ya que la primera entrega me había caído muy bien. Las conclusiones a las que llego son que: a) es una historia plagada de deux ex machina que aparecen en cada capítulo (lobizones de último momento, sociedades secretas de super vampiros, acá el ejército de recién nacidos - vampiros recién contagiados y sedientos de sangre - y un sector de los vultures dispuesto a castigar a Edward por el sacrilegio de enamorarse de una mortal) b) el personaje de Bella Swan ha pasado de una pobre chica traumada a ser una insufrible histérica que ni siquiera vale dos pesos, y que tiene a todo el mundo en jaque debido a seguir enamorada del peor candidato posible sobre la faz de la Tierra (lo que termina de romper todos los tabúes posibles de la tradición vampírica de los Cullen). Pero el peor aspecto de todo esto es que Bella es, en realidad, un personaje antipático y desagradable. A ella no le importa abandonar a sus padres (la madre no valdrá nada, pero el padre al menos la quiere bien), no le importa convertirse en un muerto viviente que deberá chupar sangre el resto de su vida, ni tampoco le importa que no pueda tener hijos (quedarían siempre de la misma edad - el síndrome Kirsten Dunst de Entrevista con el Vampiro -). Tampoco parece importarle los graves problemas sicológicos que representa ser un paria inmortal para toda la eternidad.
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Y si bien Bella se ha convertido en algo tan agradable como un martillazo en los genitales, al menos hay que reconocer que la historia de Eclipse tiene un poco más de vuelo que la entrega anterior. En primer lugar, le provee un poco más de background a sus personajes, los que han comenzado a contar cómo se volvieron vampiros y hombres lobos (y eso le da la excusa a Slade de insertar un poco de violencia sanitizada como para condimentar las cosas). Otro punto es que estos personajes, aún cuando estén involucrados en un romance insufrible, tienen momentos de honestidad que son de agradecer. Bella sigue siendo detestable también en ese departamento, pero hay discursos sinceros de Robert Pattinson y Taylor Lautner (desde su declaración de amor hasta el diálogo que mantienen en la carpa) que están bien hechos. El último punto es que hay grageas de humor a lo largo de la historia, que combaten la auto seriedad que se impuso semejante historia ridícula. En un momento Pattinson ve a Lautner semidesnudo y le dice a Kristen Stewart: "y este pibe, ¿nunca tiene una remera para ponerse?".
Pero aún con ciertas mejoras en la historia, Eclipse nunca llega a ser una película como la gente. La ridiculez ha menguado un poco, o la han maquillado con violencia y humor, pero es una trama plagada de problemas. Slade inyecta acción pero, como es una película adolescente, termina siendo tan aséptica que decepciona (cuando le arrancan un brazo a un vampiro, es como sacarle un brazo a un maniquí de yeso). Incluso el enorme ejército de recién nacidos que viene a arrasar el pueblo... termina convirtiéndose en un grupo de 30 pibes que no duran ni cinco minutos en pantalla. Al menos los productores de la saga deberían permitir introducir algunos cambios a la serie, tal como pasó con Harry Potter: primero, que haya más oscuridad en la historia, incluyendo muertes más explícitas; segundo, darle el mando a una mujer como fue la directora Catherine Hardwicke (responsable de Crepúsculo), alguien capaz de inyectar sensibilidad femenina al romance sin edulcorarlo (y camuflando sus defectos). El tema es que, así como está, Eclipse (y toda la saga de Twilight) se va desbarrancando hacia una mezcolanza de ideas y géneros sin terminar de ser efectiva en ninguno de ellos. Entretiene por la variedad, pero carece de substancia.