Muertes en el hospital público
La densa e intrincada trama de esta película protagonizada por un torturado médico que trabaja en un hospital público porteño incluye una serie abultada de muertes violentas e inesperadas, fantasmas y maldiciones recurrentes, sórdidas profecías religiosas y larguísimas ecuaciones con demasiadas incógnitas y pocas resoluciones lógicas. Más ambicioso y menos eficaz que el debut del mismo director (Lo siniestro, de 2009), es un film realmente desconcertante y ahogado por la gravedad que le exige al espectador una complicidad ilimitada, al tiempo que no logra revelar nada nuevo sobre los asuntos presuntamente importantes que sobrevuela. Mazurek sabe cómo crear climas opresivos y generar suspenso, pero la historia de la película es confusa y el elenco no luce del todo ajustado.