Eden Lake es el film de terror más perturbador que llegó a los cines argentinos desde El cazador de Wolf Creek.
Esta película inglesa dirigida por James Watkins, que representa su ópera prima, es un claro ejemplo de las cosas que se están haciendo en Europa en este género con un nivel totalmente superior a las producciones que vemos de Hollywood.
Eden Lake no tiene nada que ver con monstruos, fantasmitas pedorros o asesinos desquiciados, estilo Jason Voorhes, sino con un mal que afecta a muchos países en todo el mundo: La delincuencia juvenil de estos días.
Watkins brinda una fabulosa reflexión sobre como la falta de educación y perdida de valores culturales tienen una responsabilidad enorme de que pibes que no llegaron a cumplir 18 años cometan actos horribles.
Es un tema muy profundo y complicado que no se soluciona poniendo límites a los horarios de los boliches o bajando la edad de imputabilidad en las leyes.
Todo empieza por la familia y en este punto el director hizo un laburo brillante con esta historia.
La pareja protagónica es acechada durante buena parte de la trama por un grupo de pibes muy violentos que convierten sus vacaciones en una pesadilla.
Sin embargo, cuando conocemos a los padres de los adolescentes descubrimos que los adultos son todavía peores que los chicos que no tuvieron otra salida que ser criados por esas personas.
Lo grosso de este estreno es que a la salida del cine deja muchos temas para debatir, algo que prácticamente es imposible de encontrar por estos días en el género de horror.
Uno de los puntos más interesantes del trabajo del director es que el comentario social fue elaborado de manera sutil sin hacerle olvidar al espectador que pagó una entrada para ver una película de terror.
Desde el momento en que se sientan las bases del conflicto, Eden Lake no da respiro. El director hizo un trabajo brillante a la hora de generar situaciones de alta tensión con escenas brutales que funcionan dentro del contexto de la trama.
Sí, corre mucha sangre, pero esos momentos no están al pedo con el puro objetivo de ofrecer secuencias morbosas, tienen una funcionalidad dentro del cuento que se brinda.
El trabajo de los actores, especialmente los chicos, es increíble.
Acá tenemos otro elemento importante. ¿Cuántos filmes de terror podemos ver al año con actuaciones brillantes?
Muy pocas. Eden Lake tiene un reparto que lograr hacernos creer cada una de las situaciones terribles que ocurren en esta película.
Si a esto le sumamos la habilidad del cineasta para sacarle el jugo a los ambientes naturales donde se desarrolla la historia, comprendemos mejor por qué este es una de la mejores propuestas de terror estrenadas en los últimos años.
Esta producción inglesa genera en el espectador las mismas emociones que The last house on the left, de Wes Craven produjo en 1972 cuando se conoció por primera vez. La diferencia es que acá no tenemos momentos cómicos que alivien las situaciones densas como ocurría en aquel clásico.
Independiente del mensaje que deja sobre el hecho de que la violencia no debe combatirse con violencia, porque no hace otra cosa que empeorar las cosas, creo que como propuesta cinematográfica es un claro ejemplo de cómo debe trabajarse este genero.
Eden Lake no es perfecta, pero es una película de horror sin discusión, bien filmada, con un excelente manejo del suspenso que mantiene hipnotizado al espectador frente a la pantalla durante 90 minutos.
Dentro de este género es lo mejor que llegó a los cines en este 2009.