Paz Encina, directora de La hamaca paraguaya, entrevistó a los tres hijos del militante desaparecido Agustín Goiburú para armar este documental atípico, poético y deslumbrante. Médico de profesión y militante del Partido Colorado, Goiburú debió emigrar a la provincia de Misiones tras sus denuncias por la violación a los derechos humanos durante el gobierno de Alfredo Stroessner (que presidió Paraguay entre 1954 y 1989, en la dictadura más larga de Latinoamérica).
Exiliado en Posadas, Goiburú fue detenido y trasladado a una cárcel de Asunción en 1977, de la que logró escapar para regresar a nuestro país y planificar el asesinato de Stroessner. En 1978 fue nuevamente apresado y nunca se supo más de él. Las narraciones en off de los hijos se entremezclan (algunas se apagan al tiempo que otras arrancan), dándole al relato un tinte experimental, al tiempo que las imágenes de niños en la selva y ríos misioneros, yuxtaponiéndolos con el recuerdo de los hijos en su niñez, añade una fuerte impronta poética.
Es particularmente bello el pasaje en que los chicos se sumergen a lomos de caballo en el río, como si fueran auténticos caballitos de mar con sus jinetes (la realidad metafórica demuestra ser mejor que cualquier artilugio en 3D), y son particularmente emotivas las fotos de Goiburú con sus hijos, testimonios de un pasado feliz. Difícil llamar cine testimonial a un trabajo de tanta solidez artística.