En el año 2009 ,Gigante, una pequeña película, ópera prima del director Adrián Biniez, había inaugurado el BAFICI con muy buena repercusión. Venía de ganar varios premios en Berlin y todos descubríamos allí a este argentino que había hecho prácticamente toda su carrera en Uruguay. 5 años después se exhibe en competencia argentina en Mar del Plata, su segunda pelicula, con la pareja protagónica de Esteban Lamothe y Julieta Zylberberg. Uno podía imaginar un registro similar, una película más de climas, de sugestiones, de silencios y planos generales largos, antes que un film de acciones. Sin embargo, El 5 de talleres no sólo no es parecida sino que es otra cosa. Una comedia romántica con problema existencia para un jugador ya mayor, de Talleres de Remedio de Escalada que empieza a pensar en el retiro. Patón, es ídolo de su club, el del barrio del propio director en el sur del Conurbano bonaerense, y la decision de dejar de hacer lo único que hace bien le implica una serie de conflictos personales entre los cuales por ejemplo aparece el no haber terminado el colegio. Biniez se mueve cómodo en el mundo masculino del vestuario de fútbol, su héroe, como en Gigante sueña con algo que todavía no sabe muy bien qué es. Mientras tanto se enfrenta con un mundo lleno de obstáculos para alguien que es viejo para el futbol pero joven para todo lo demas. El secundario,
Lo que podría ser un drama personal e intimo, Biniez lo convierte en una comedia de humor medido, suficiente, en parte basado en la buena chispa que logran la pareja Lamothe-Zylberberg y algunos de los actores como el uruguayo Néstor Guzzini (que se destaca también en Mr. Kaplan otra pelicula en este Festival) cuyos diálogos recuerdan mucho a las escenas de la serie televisiva Farsantes. La vida de un matrimonio joven cuya preocupación circunstancial pasa por qué va a pasar con la vida después del fútbol: allá van a pensar nuevas maneras de ganarse la vida: un lavadero, un negocio de lencería, un servicio de delivery de fiambres. Pero a la vez, retrata sin opinión el mundo del ascenso, sin el glamour de las primeras categorías, casi como un club de barrio tomando al futbolista como un verdadero trabajador.
El 5 de talleres es una pelicula altamente disfrutable.