Fin y principio
El Patón Bonassiolle (Esteban Lamothe) es el 5 de Talleres de Remedios de Escalada, su capitán, su líder dentro y fuera de la cancha. No es precisamente un virtuoso, sino un mediocampista metedor. Tan metedor que se le suele ir la pierna y, en el comienzo del film, es expulsado por una falta descalificadora a un rival. Cuando recibe 8 fechas de suspensión y se da cuenta de que sólo podrá jugar los últimos tres encuentros del campeonato, decide que es hora de colgar los botines a fin de año.
El problema es que, una vez hecho el anuncio, primero a su esposa (Julieta Zylberberg), más tarde a un amigo y finalmente -tras muchas dudas e idas y vueltas- a la gente del club, se le vienen encima todos los miedos, toda la angustia, todo el vacío existencial ¿Qué hacer? ¿De qué vivir? Terminar la secundaria, intentar con un emprendimiento comercial… Más dudas que certezas, por supuesto.
En su segundo largometraje tras la consagratoria Gigante (2009), Biniez -argentino pero radicado en Uruguay- consigue una de esas pequeñas grandes películas, de una sencillez y una nobleza formidables. Con una sensibilidad y un humor contenidos, asordinados, pero demoledores, consigue retratar un mundo (el del ascenso más terrenal de la Primera C) y, al mismo tiempo, describir la dinámica interna de una querible pareja (Lamothe y Zylberberg también conviven en la vida real) que debe redefinir unos cuantos aspectos para su futuro, pero que tiene el amor y la lealtad, y la solidaridad para sostenerse.
El cine de Biniez es minimalista, evita los “grandes” momentos, los golpes de efecto, construye los climas y los conflictos de a poco, sin apurarse, sin apelar a subrayados. Los detalles, las observaciones, el color del ambiente son muchas veces más importantes que los propios “eventos”. Un costumbrismo que, por suerte, no cae en los excesos del género que tanto mal le han hecho al cine argentino. En ese sentido, la química de la pareja protagónica y los hallazgos de la mayoría de los personajes secundarios nos permiten no sólo entenderlos sino incluso identificarnos con sus inseguridades, contradicciones y búsquedas. Una linda película sobre fútbol, amor y segundas oportunidades ¿Qué más se puede pedir?