Scott en veta snob pero entretenida
En un momento culminante de este drama policial de narcos mexicanos, la villana Cameron Diaz tiene sexo con el parabrisas de un auto deportivo. Esto da una idea de por qué, si bien "El abogado del crimen" no convence demasiado como film de gangsters, al menos no deja de tener sus detalles atractivos.
En principio podría dar la sensación de que Ridley Scott intenta aplicar la fórmula de "American Gangster" al negocio de las drogas. Pero no, esto es más como si fuera cine de autor. Apelando a todo su snobismo, Scott esta vez hasta trata de demostrar que tiene más sangre latina que Oliver Stone con escenas testimoniales setentistas -manifestaciones incluidas-, y se toma todo el tiempo del mundo en diálogos poéticos, sensibles, filosóficos en los que los magnates del mundo narco reflexionan largamente sobre eso de que "Caminante, no hay camino...". Faltaría un homenaje a Facundo Cabral y el asunto estaría más completo, ya que lo que está claro es que, igual que el abogado protagónico, Scott no es de aquí ni de allá.
Lo más flojo es que el abogado interpretado por Michael Fassbender es el personaje con menos gracia. El argumento original del escritor Cormac McCarthy (autor de "No country for old men", filmado por los hermanos Coen, y conocido aquí como "Sin lugar para los débiles", sólo para citar uno de sus libros más conocidos) tiene más puntos en común con las telenovelas mexicanas de ambiente ranchero que a veces amenizan las tardes de Canal 9. Brad Pitt es un vivo con sombrero blanco; Cameron Diaz es una archivillana peor que Joan Collins o Verónica Castro (ahí Scott se pasa de rosca, pero al menos no aburre).
De todos modos, es una película de Ridley Scott, lo que implica que está notablemente bien filmada, aun en esta faceta snob. Hay una dirección de arte ultrakitsch que ayuda a que siempre haya algo interesante para observar, y, además, esta estética disparatada está muy bien equilibrada por una ascética fotografía del talentoso Dariusz Wolski. También hay dos o tres escenas de acción y violencia que merecen verse en pantalla grande (la mejor se la lleva Brad Pitt, y casi redime el precio de la entrada).
Salvo el largo e innecesario prólogo, la película se sostiene durante dos horas. Pero dado el tema, y el talento involucrados incluyendo excelentes intérpretes como Bruno Ganz y Rosie Perez- da la sensación de que esto daba para mucho más.