El abogado del crimen

Crítica de Flor Salto - Loco x el Cine

Si pensabas que los amigos eran esos que están dispuestos a morir por ti; entonces no los tienes.

Lo nuevo de Ridley Scott llegó cargado de negocios sucios. Sin embargo, eso conllevó mucho menos violencia explícita de la que esperaba ver. De hecho, ni siquiera me encontré con el film que imaginaba.

Michael Fassbender es un abogado de ley, con buen porte, inteligente, y la mayor parte del tiempo con buenas intenciones. El problema es que se ha metido en un mundo mucho peor de lo que aparenta. Al menos así parece, pero… Nadie que entre en Ciudad Juárez, México, puede pretender no pagar las consecuencias.

Si se quiere, la película es un tanto abstracta; hay demasiadas conexiones, con razones aparentemente muy profundas, pero llevadas a un extremo de realismo que quizás choque con la fantasía en la que viven todos esos tipos malos que beben alcohol hasta en el desayuno.

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En un lugar donde los excesos y los pecados están a la orden del día, nos encontramos con una suerte de ‘snuff movie’ en vivo y en directo, pero que no utiliza ninguno de esos excesos como excusa para mostrar ‘nasty things’. Al fin y al cabo, el precio de poner tu vida en peligro por un par de ratas que arrojarán un buen dinero, no termina siendo un riesgo para tu vida misma, sino para aquello que más adorás en el mundo y que, por supuesto, es inocente por donde se lo mire.

Lo que vas a tardar en descifrar quién es el verdadero villano detrás de toda esta materia fecal, no lo vas a tardar en notar la cara de mala que Cameron Diaz puede tener ¡A total bitch!

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Sinceramente… Todavía no puedo descifrar qué es lo que me pasó con esta película. En sí, tiene un ritmo muy particular y una elegancia para contar la historia, que no necesariamente descansa en los lujos de la realización, como por ejemplo, las mascotas de los ricos, que son dos leopardos con collares de piedras preciosas, cuya función es adornar un poco más esa imagen de ‘acá todo es posible’. Y de correr liebres a toda velocidad en el desierto y cazarlas, claro. ¡Pero! Cada elemento termina siendo una metáfora de algo interesante. Algo que se caracteriza por los diálogos largos y pausados, y por la ausencia de acción pura. Los actores ofrecen buenos desempeños, en especial Fassbender, Bardem y Diaz.

Siento que El Abogado del Crimen (The Counselor, 2013), va a sufrir un destino similar a lo que sucedió con Mátalos Suavemente (Killing Them Softly, 2012). Un film que paga los platos rotos por tratar temas tan fuertes con demasiada elegancia. Habrá quien disfrute de verlo así, y habrá quien extrañe esa ausencia de entretenimiento salvaje que yace en las típicas películas sobre narcotráfico. Acá lo que importa es que el abogado exitoso desea con el alma, contraer matrimonio con la única mujer que vale mucho más que los diamantes que él puede ponerle a su alianza de compromiso, y cuyo destino ahora se verá truncado por las ambiciones y los peligros de un negocio que no perdona nadie.