El abogado del crimen es el mayor fracaso de Ridley Scott desde La sombra del testigo, de 1987, con Tom Berenger, que al igual que esta nueva producción, los cines la levantaron de cartel poco días después de su estreno.
La diferencia es que aquel thriller fue una muy buena película que se estrenó de manera limitada y no tuvo mucha difusion pese a que contó con buenas críticas.
El nuevo film de Scott tuvo un destino distinto.
No solo recibió la espalda del público en los países donde se viene estrenando, sino que además fue bastante castigada por la prensa norteamericana, algo que es inusual con un trabajo de Ridley.
Hacía muchos años que una producción de este artista no lograba recuperar su presupuesto, que encima fue bastante moderado ( 25 millones de dólares).
En lo personal creo que es la película más floja de su carrera.
Cuando me pongo a repasar su filmografía esta es la única que no volvería a ver otra vez porque me pareció un bodrio de aquellos.
En esto también tuvo mucho que ver que el guión estuviera a cargo de Cormack McCarthy, uno de los escritores más inflados y sobrevaluados del mundo literario.
El Amo del aburrimiento que fue autor de "La carretera" y "Sin lugar para los débiles", y que en toda su carrera intentó emular a un verdadero maestro del suspenso como Jim Thompson, a los 80 años debería dedicarse a pasear con sus nietos por la plaza en lugar de torturar a la gente con estas historias soporíferas.
Cualquiera que califique a este bodrio como un gran film noir debería ser perseguido de por vida por los fantasmas de Ed Mc Bain y Elmore Leonard.
El abogado del crimen es una producción tediosa que está construida íntegramente con diálogos aburridos e intrascendentes que no aportan absolutamente nada a la trama central y al desarrollo de los personajes.
La película dura casi dos horas y recién en los 20 minutos finales se pone un poco más interesante.
Es increíble pero a Scott le llevó más de una hora desarrollar el conflicto principal y gran parte de la producción se le fue en situaciones banales.
No hay un desarrollo de los personajes, a los que nunca se llega a conocer en profundidad, y la historia es completamente trillada y la podrías encontrar en cualquier episodio de División Miami.
La película además presenta a Cameron Díaz en el trabajo más forzado de su carrera.
Acá hace de femme fatale donde se la nota incomoda con el rol y ni ella se cree los diálogos de su personaje.
Lo más irritante de El abogado del crimen es que prentende ser un tratamiento profundo de cuestiones morales y el mundo del narcotráfico cuando todo lo que ofrece es un gran despliegue de esnobismo.
En la película todos los delincuentes parecen filósofos y el modo en que se expresan no es creíble.
Los narcos de la vida real no hablan de esa manera ni citan a poetas cuando tienen que ejecutar a alguien. Por eso este film termina siendo pretencioso.
Tampoco ayudó que los personajes sean acartonados a tal punto que las mujeres en esta trama son santas inocentes o prostitutas. Así es la vida en general en las obras de McCarthy.
La verdad que el guión es malo pero también Scott tuvo su cuota de responsabilidad por el resultado de esta producción.
Durante más de una hora su narración no va ninguna parte y el único motivo por el que uno le da una chance a la visión de la película es por el reparto que tiene buenos actores e hicieron lo mejor que pudieron con el guión que tenían.
La fotografía es excelente y desde los aspectos más técnicos está al nivel de lo que suelen ser los trabajos de Ridley, pero en general es un film decepcionante.
Cuando revisás la filmografía de Scott esta sobresale como la película menos interesante y entretenida de su carrera y con el tiempo seguramente quedará en el olvido.