Del paraíso al infierno sin escalas
The counselor. Si uno mira la ficha técnica, dice enseguida “un peliculón”. Una concentración de muchos pesos pesados, empezando por el director Ridley Scott, siguiendo por el guionista Cormac McCarthy y continuando por el elenco: Michael Fassbender, Penélope Cruz, Cameron Diaz, Javier Bardem, Bruno Ganz, Brad Pitt, Rubén Blades, entre otros.
“No puede fallar, tiene que estar buena”, se piensa antes de entrar al cine, con el ánimo dispuesto a disfrutar de un film cargado de expectativas.
Antes de que se desilusione por su cuenta, es trabajo del comentarista advertir al lector que puede sufrir alguna decepción. Con estos tipos las cosas son así, le puede ir bien o no tan bien como quisiera, pero no tendrá a quién reclamarle.
No les podrá reprochar nada, porque si usted vio películas hechas por esta gente que lo llenaron de satisfacción, eso no le da derecho a exigir que el amor dure para siempre. Usted es libre de entrar al cine o no entrar, no está obligado, pero si entra, se la aguanta.
Más o menos así es el planteo de la trama de “El abogado del crimen”, como se conoce aquí la última realización del afamado director de “Blade Runner”, “Gladiador”, “Prometeo” y otros éxitos.
Resulta que un abogado ambicioso (Fassbender) quiere ganar más plata y la oportunidad se le presenta cuando le ofrecen trabajar para el crimen organizado (siempre con problemas de papeles y necesitado de abogados). Así contacta con Reiner (Bardem), un excéntrico narco, que opera en la frontera con México, junto a su socia y amante Malkina (Diaz).
El abogado está muy enamorado de su mujer Laura (Cruz) y solamente piensa en hacer mucho dinero para disfrutar con su pareja.
Reiner, a quien Malkina le ha descubierto sus puntos débiles, le hace de nexo con una banda de traficantes mexicanos, cuyo contacto es Mestray (Pitt). Por su intermedio, el profesional de las leyes conoce a una mujer presa, Ruth (Pérez), a quien tiene que brindarle sus servicios. Pero la mujer le pide un favor extra, que saque de la cárcel a su hijo, detenido por conducir su motocicleta a velocidad excesiva. Para salir en libertad, tendría que pagar una multa no demasiado onerosa. El abogado accede y nunca imagina lo que sucedería después.
El chico está en la mira de un cartel muy poderoso que opera en la misma zona en la que él hace un tráfico al menudeo. El chico termina mal y ahí empiezan los problemas para el abogado.
Todo eso ocurre en los primeros minutos de la película y lo que viene después es una sucesión de hechos violentos, con muchos muertos, en una especie de guerra en la que todos parecen estar enojados con todos y no se sabe muy bien a qué bando pertenece cada uno. Pero el abogado y su encantadora mujercita quedan pegados y lo que pintaba ser una hermosa historia de amor se convierte en una tragedia.
En medio del caos, desaparece un cargamento de drogas de 20 millones de dólares. ¿Quién se lo robó? ¿Quién está detrás de todo este lío?
Pronto se sabrá y la verdad será muy cruel.
A grandes rasgos, “El abogado del crimen” se trata de una especie de reflexión moral acerca del sufrimiento que puede acarrear a las personas la codicia extrema, la que las puede llevar a involucrarse con gente muy peligrosa que resuelve las diferencias sembrando de cadáveres su camino.
El dúo Scott-McCarthy concibe a los criminales como seres ferozmente entregados a los placeres carnales y a los gustos caros, muchas veces ostentosos e inclinados al kitsch. En ese ambiente, el abogado y su esposa desentonan, ellos en realidad representan otros valores, pero serán avasallados por la ley del hampa, sin piedad y sin posibilidades de salir airosos de la discusión.
Mucha violencia, con escenas impactantes, sangre y mutilaciones escalofriantes, y todo sin una pizca de humor.
“El abogado del crimen” no es de las mejores películas de Scott, es bastante confusa, los diálogos parecen un recitado de lecciones de vida, como si los personajes necesitaran hacer catarsis todo el tiempo. Pero la calidad técnica de la imagen, el montaje, la música y los actores salvan la cotización del producto, destacándose Cameron Diaz en su papel de malvada total.