Cuando se sobrepasa una línea
“El acoso” (Isha ovedet, 2018) es una película dramática israelí dirigida y co-escrita por Michal Aviad. Protagonizada por Liron Ben-Shlush, el reparto se completa con Menashe Noy, Oshri Cohen, Dorit Lev-Ari, Irit Sheleg, Corinne Hayat, entre otros. El filme fue presentado en el Festival Internacional de Cine de Toronto y en los Premios Ophir (conocidos como los Óscar israelíes) se alzó con el premio de “Mejor Actriz”.
La historia gira alrededor de Orna (Liron Ben-Shlush), una madre de tres hijos pequeños que no está pasando por un buen momento económico. Como su marido (Oshri Cohen) acaba de abrir su propio restaurante y aún le cuesta asentarse, Orna decide buscar trabajo como agente de bienes raíces. Sin contar con horarios fijos, Orna consigue empleo en la oficina de Benny (Menashe Noy), un empresario reconocido dentro del ambiente inmobiliario. Lo que primero comienza como una gran oportunidad para crecer en el espacio laboral, pronto se convertirá en una pesadilla debido al abuso de poder por parte de Benny.
Desde Israel nos llega una propuesta cinematográfica que representa de forma muy clara y genuina cómo cualquier mujer puede verse envuelta en una situación de acoso sexual durante las horas de trabajo. A partir de sugerencias desubicadas sobre qué le queda mejor a Orna, si el cabello suelto o atado, o con qué tipo de ropa debe presentarse al día siguiente, Benny va preparando el terreno para rozar el límite y cruzarlo, beneficiándose al ser el jefe. Gracias a la labor de cámara, que sigue a la protagonista todo el tiempo, nos es muy fácil sentir todas las preocupaciones que atraviesa Orna, que van desde la incomodidad y el miedo hasta la soledad.
Liron Ben-Shlush se destaca con su interpretación, ya que logra generar empatía de inmediato. Por un lado Orna se siente honrada al recibir un ascenso que conlleva mayores ingresos, pero por otro lado a medida que pasan los días se va sintiendo cada vez más intimidada por su jefe, el cual no acepta que ella no quiera almorzar/cenar con él. Benny hace bromas que no causan ninguna gracia, se dedica a cambiar todos los planes laborales de Orna con tal de que ésta lo acompañe a ver una construcción y muchas otras cosas más que resultan patrones usuales de un abusador.
El director también refleja con exactitud el temor de una mujer a contar lo que le sucede, ya que cuando finalmente se anima a expresarlo en palabras, las personas más cercanas a ella lo primero que hacen es cuestionarla, echándole la culpa de lo ocurrido y tratándola de infiel o aconsejándole que no hable más del tema y mantenga todo en secreto. De esta manera, Aviad realiza una crítica a la sociedad, que en vez de ponerse del lado de la víctima la hace sentir aún peor.
Con un desenlace agridulce, “El acoso” se convierte en una película muy necesaria para los tiempos que corren, una que deja reflexionando al espectador sobre ciertas cuestiones que ya no deberían seguir ocurriendo y dejando bien en claro que cuando una mujer dice que no, es no.