Una mujer trabajadora
La realizadora israelí Michal Aviad desarrolla en El Acoso (Isha Ovedet, 2018) un desgraciadamente típico caso de acoso laboral de parte de un jefe para con su asistente femenina. Escrito por la propia Aviad junto a las guionistas Sharon Azulay Eyal y Michal Vinik, el film narra las penurias de la mujer ante los -al principio subrepticios y finalmente impetuosos- avances del dueño de una importante empresa inmobiliaria que le ofrece una oportunidad para aprender el oficio, confiando en su talento para ganarse la confianza de las personas, en su ética laboral y en su pasado en el ejército.
Ante la imposibilidad de su esposo de conseguir el permiso para abrir un restaurant, emprendimiento en que la familia tiene puestas sus esperanzas, sus ahorros y créditos varios, las premuras económicas obligan a Orna (Liron Ben-Shlush) a buscar trabajo en la siempre redituable industria inmobiliaria. En una entrevista en una importante firma con emprendimientos varios para las clases altas, Orna se reencuentra con el comandante en jefe de la base donde realizó el servicio militar obligatorio en Israel, quien la contrata recordando su compromiso y responsabilidad laboral. Desde el comienzo Orna consigue importantes resultados y cuantiosas ventas, pero su alegría por el éxito obtenido es opacada por el acoso laboral por parte de Benny (Menashe Noy), el dueño de la inmobiliaria, completamente obsesionado con ella y que constantemente demanda su presencia y su tiempo.
El film narra con paciencia cómo la mujer crece laboralmente y se convierte a su vez en el objeto de la obsesión de Benny, que la convence de quedarse a pesar de las reticencias de ella tras un beso prepotente durante un festejo, ofreciéndole un ascenso que incluye un aumento salarial, comisiones por las ventas y una ayuda con el permiso del restaurant del marido. El Acoso/ Isha Ovedet, cuya traducción exacta es Working Woman en inglés, Mujer Trabajadora en español, construye una trama opresiva sobre la situación laboral de Orna y sobre la fragilidad de la mujer trabajadora en el nuevo capitalismo, sistema económico, político, social y cultural que pretende borrar los derechos laborales de un plumazo bajo el pretexto de la necesidad de bajar costos para la ganancia de los accionistas.
Liron Ben-Shlush realiza una interpretación extraordinaria, cargada de emotividad y sufrimiento por una situación perversa de parte de su jefe y por la incomprensión de su marido. En ambos casos el problema es el mismo, ven a la mujer como su propiedad y reaccionan como machos alfa que pretenden poseer algo o alguien, comportándose ominosamente. La madre de Orna, que aparece en dos breves escenas, también tiene una gran importancia, ya que menciona la cuestión de la inestabilidad laboral actual y le sugiere a su hija dejar pasar la situación con su jefe, cuestión que pone sobre la mesa los cambios generacionales ante las mismas situaciones. Desgraciadamente este tipo de casos de jefes que acosan a sus subalternas es muy común en el mundo laboral, y los hombres con algo de poder lo ven como una conquista de la femineidad que los ayuda a reforzar su masculinidad, identidades hoy en constante cambio e incluso en crisis debido a esta misma situación de violencia que las mujeres sufren a diario, asuntos a su vez interrelacionados que expresan los problemas sociales y los vacíos que anidan en el contrato social.
El film de Michal Aviad crea así una historia sólida acerca de la ardua temática que aborda, dejando que la situación de violencia avance hasta estallar para también dar cuenta de sus esquirlas, del día después, de las explicaciones imposibles, la necesidad de alejarse, la negativa del jefe de dejar ir a su presa, y principalmente la dificultad de la protagonista de expresar lo sucedido y explicárselo a sí misma, aunque también abarcando la necesidad de superarlo y dejar atrás el acoso con el objetivo de recuperar la libertad y cerrar las heridas abiertas por la confianza en los jefes psicópatas que actúan protegidos por su dinero y su posición social.