"Benny es un buen jefe", le asegura a Orna la secretaria de una importante empresa constructora dedicada a proyectos inmobiliarios de lujo en la zona de playa de Tel Aviv. Sin embargo, la entrada a ese mundo implica para Orna una serie de cambios decisivos: el aprendizaje de una nueva profesión, el equilibrio de sus horarios laborales con la vida familiar, y las tensiones de un entorno laboral demandante y competitivo. Y si Orna parece adaptarse con solvencia al principio, no todo resulta tan idílico. El eje de la película de la israelí Michal Aviad es el poder que paulatinamente ejerce su jefe bajo el velo de la recompensa primero , con la excusa del agradecimiento después, siempre amparado en las estrategias de un asedio que tiñe de angustia e indefensión la nueva vida de Orna.
La precisa construcción de los encuadres -que ofrecen al espectador la decisión de qué ver y con qué ahínco- permite a la película hacer materia de la ficción lo que podría ser el mensaje de una denuncia. La notable actuación de Liron Ben-Slush brinda a Orna el creciente descubrimiento del mundo que la rodea, de las desventajas con las que debe lidiar, del poder que ella misma puede asumir cuando parecía impensado. Y todo ello se consigue con una asombrosa economía de recursos, explorando el vigor de los espacios vacíos donde no hay respuestas (tanto en la obra en construcción como en el hogar de Orna), y haciendo del silencio en las situaciones límites el mejor aliado para cualquier reflexión.