Otra vez vengo a escribir sin tener la información previa adecuada. Y como la verdad siempre gana, me parece mucho más sensato confesarles, queridos lectores, que no tenía ni idea de la existencia de la serie televisiva The Man from U.N.C.L.E. (su nombre original), así como tampoco ví Ghost y, claro, Illya Kuryaki me sonaba solamente por la banda de Spinetta y Horvilleur. Entonces, otra vez, como ha sucedido en la review de Los Cuatro Fantásticos, puedo hablar sólo de la película, sin establecer vínculos con su origen en otros formatos.
La historia rejunta muchos temas clásicos del cine Hollywoodense: agentes secretos a quienes se les encarga una misión relacionada con bombas nucleares, mafias italianas, nazis, rusos y la Alemania dividida por el muro de Berlín en la década del '60. A simple vista da la sensación que se hizo un cóctel azarozo de temáticas que finalmente derivó en esta película, pero, afortunadamente, el film dirigido por Guy Ritchie (Snatch, las últimas Sherlock Holmes) está muy lejos de ello.
La trama se desarrolla con naturalidad y un verosímil impecable. Napoleón Solo (Henry Cavill, el último Superman) es un convicto reclutado por la C.I.A. para oficiar de agente secreto, quien gracias a sus mañas adquiridas en ese pasado delictivo, se convierte en uno de los agentes más versátiles y con mayor éxito de dicha agencia. En este caso en particular es enviado a Alemania Occidental a rescatar a Gaby (Alicia Vikander, la androide de Ex Machina), una mecánica hija de un ingeniero nazi que aparentemente está desarrollando avances en una bomba nuclear. A pesar que ambos no están en contacto, ella será la llave para encontrarlo a través de su tío, quien reside en Italia. El escape de Napoleón y Gaby de Alemania marcha bien, de no ser porque Illya Kuryakin (Armie Hammer, el último Llanero Solitario), un ruso patriota con pasado militar, actual agente de la K.G.B. e implacable en el cumplimiento de sus misiones, los persigue cual mosca al dulce de leche; un denso, y, además de denso, altamente rudo y preciso, aunque en este caso la elegancia de Solo hace fracasar su misión. Pero Solo no se libraría del amenazante ruso tan rápido: en pos de encontrar la bomba nuclear y evitar que caiga en manos equivocadas, ambas agencias de inteligencia diseñan un plan en conjunto donde partirían a Italia Solo, Gaby... y Kuryakin.
La película tiene dos puntos a favor que son enormes: a pesar de todas las temáticas comunes que trata, la relación entre los agentes marca la diferencia. Las personalidades de Solo y Kuryakin son tan parecidas pero a la vez tan disímiles que el choque emana magia por todos lados: ambos están convencidos que su método, su solución, su manera de ver el mundo, es la única válida, la definitiva, y entran en constante crisis tratando de demostrarle al otro (con grandes dosis de humor) quién tiene razón.
El otro pilar es la excelente reconstrucción temporal, al tratarse de una película de Hollywood de primera línea este punto era bastante obvio que iba a ser, al menos, correcto. Pero es injusto suponer que algo va a estar bien y si efectivamente cumple con las expectativas ni siquiera mencionarlo. Hay una propuesta estética bien definida dentro del marco de época: cada personaje y espacio va teniendo sus formas, su paleta de colores, su personalidad. Y eso merece ser destacado.
Por otro lado, no sé si yo estoy vieja o acostumbrada a otro tipo de cine, pero (y me siento muy hinchapelotas por esto que voy a decir) me pareció que la cámara se movía mucho. De verdad. Lo suficiente como para distraerme o exigirme un esfuerzo para enfocar la atención, sobre todo en las persecuciones. Me había pasado recientemente, viendo otra película que ahora no me acuerdo cuál es, que tenia también una secuencia de persecuciones y acción. Y la verdad es que los personajes y la trama te importaban muy poco, no sentías esa adrenalina de “tienen cinco minutos para desactivar una bomba, ¿lo lograrán?”; era algo muy superfluo a nivel suspenso pero estaba excesivamente remarcado por los movimientos de cámara, la rapidez del montaje y la música, entonces, la tensión igual se construía. En el caso de El Agente de C.I.P.O.L. también se cae en este exceso formal, a mi entender innecesario porque la construcción del guión en si misma ya genera una suficiente tensión llegando al clímax y lo único que hace esta vertiginosidad visual (pantallas divididas incluidas) es distraer.
VEREDICTO: 8.0 - CÓCTEL EXPLOSIVO
Guy Ritchie logra recrear una vieja cinta de espías de manera muy prolija y coherente, soportándose principalmente en la dupla Solo – Kuryakin. Pero, con determinada vertiginosidad visual, termina meando un poco afuera del tarro. Si bien no es una película que quedará en los anales de la historia del cine, El Agente de C.I.P.O.L. es interesante de ver y te garantiza pasar un buen rato.