A mitad de camino entre una mirada cool, juguetona y nostálgica de las películas de espías de los ’60 y un relato de acción más propio del Hollywood actual, EL AGENTE DE C.I.P.O.L. funciona de a ratos ya que nunca se sabe muy bien qué tipo de película quiere ser y esa medianía no termina sentándole del todo bien. El filme de Guy Ritchie es mucho mejor cuando juega con el guiño a la audiencia, cuando se toma a sí mismo en broma, apostando a ese tipo de comedia de acción tan propia del cine de la época en la que transcurre (principios de los ’60), de James Bond a CHARADA. Pero, acaso por las exigencias del thriller comercial actual, más temprano que tarde se ve obligado a tomarse un tanto en serio a sí misma y es allí donde se produce el choque que desacomoda, ya que –depende el punto de vista de cada espectador– lo cómico puede volverse tonto o lo serio puede volverse convencional y aburrido.
La película tiene un problema que es difícil de resolver: su mejor escena es la primera, una larga secuencia que coloca y presenta a los tres protagonistas cuando el agente norteamericano Napoleon Solo trata de sacar de Berlín Oriental a la hija de un científico nazi que pasó a trabajar para los Estados Unidos pero acaba de desaparecer con los secretos para armar una bomba nuclear. El que trata de evitar que se la lleve es un agente de la KGB, el ya mítico Ilya Kuryakin (se escribe así, originalmente) y la secuencia de encuentros, desencuentros y persecuciones en la noche berlinesa es extraordinaria, predisponiendo al espectador para un gran filme.
the-man-from-uncle-1Como cualquiera que tenga una mínima referencia sobre la serie de los ’60 en la que la película se basa sabe, estos agentes enfrentados terminarán uniéndose. En este caso, a los jefes de ambos les importa encontrar al padre de Gaby (Alicia Vikander, extraordinaria coprotagonista de la reciente EX MACHINA) ya que ninguno quiere que esos secretos lleguen a un tercero, ya que con dos superpotencias mundiales enfrentadas en esa época alcanzaba y sobraba.
El problema del filme es que el mundo en el que se meten Solo y Kuryakin –una suerte de conglomerado de ricachones italianos mezclados con científicos alemanes– no es demasiado interesante o no está muy bien aprovechado. Se entiende porqué eligieron ese universo (la Italia de los ’60, con su estilo decadente tipo LA DOLCE VITA, es muy aprovechable para el tono de la película), pero Ritchie nunca termina de cuajar una trama interesante ahí. Y si bien Vikander y Henry “Superman” Cavill –que hace a Solo como una suerte de Bond de entonces– están muy bien en sus roles (Armie Hammer, en cambio, no logra encontrarle la vuelta al tenso soviético), nunca parece existir demasiada química entre ellos. De hecho, que Vikander tenga que jugar la mayoría de sus escenas con Hammer en lugar de Cavill se siente como una suerte de desperdicio.
the-man-from-uncle-4EL AGENTE DE C.I.P.O.L. es una película lo suficientemente placentera durante su primera hora como para que la experiencia en sí no sea del todo un desperdicio de tiempo. De hecho, es una lástima que la promesa inicial se vaya desinflando de a poco: da la impresión que los guionistas se hubieran quedado sin ideas para desarrollar tanto la trama como a los personajes. Cuando llegan sus varios climax finales, da la impresión que el mejor momento de la película ya pasó y que solo queda una larga deriva sin demasiada vida.
Algunos puntos altos del filme del director de SHERLOCK HOLMES son –además de la obvia belleza de las locaciones, vestuario y dirección de arte– algunos actores secundarios como la villana que encarna Elizabeth Debicki (la actriz australiana de EL GRAN GATSBY, que podría ir en camino de convertirse en una nueva Cate Blanchett), una rara escena de seducción y pelea entre Vikander y Hammer, y una persecución cerca del final armada con muy inusuales zooms y paneos. El problema es que uno puede apreciar y detenerse en ese tipo de cuestiones técnicas en detalle porque, para ese entonces, ya el interés por lo que sucede decayó demasiado. Y es una pena, ya que la película tenía elementos para ser mejor que lo que finalmente terminó siendo.