Otra clásica serie televisiva de espionaje se gana su merecida adaptación a la gran pantalla de la mano de Guy Ritchie y no decepciona. Acción, glamour y humor con los coloridos años sesenta de fondo, ampliamente disfrutable por todos y todas.
Tenemos un año cargado de espías cinematográficos. Desde la comedia “Spy” hasta la exageración violenta de “Kingsman”, o la quinta entrega de “Misión Imposible”, ustedes elijan a su agente favorito. Guy Ritchie rejunta un poco de cada uno de estos elementos para llevar a la pantalla la creación de Sam Rolfe que hizo estragos en la TV entre 1964 y 1968, alentado en gran parte, por el éxito de James Bond.
El director inglés deja de lado un toque su violencia desmedida y muchos de sus truquitos fílmicos, y se mete de lleno en el glamour europeo de principios de la década del sesenta (y en plena Guerra Fría) para narrar esta historia “de origen” sobre dos espías rivales: Napoleon Solo (Henry Cavill) e Illya Kuryakin (Armie Hammer).
Solo, el experimentado agente de la CIA, ex ladrón escurridizo que está pagando su condena poniendo todas sus habilidades al servicio de su gobierno, debe hacer yunta con el tosco e impulsivo espía ruso de pocas pulgas. Dos personalidades que chocan a cada momento y, en cuya química, se apoya la mayor parte de esta historia.
Estados Unidos y Rusia deben trabajar en conjunto para desmantelar los planes de una misteriosa organización criminal anclada con el nazismo que ha logrado secuestrar a un científico alemán capaz de construirles unas cuantas bombas nucleares. La única pista con la que cuentan es Gaby (Alicia Vikander, la I.A. de “Ex Machina”), hija del desaparecido doctor que se hará pasar por la prometida de Kuryakin para intentar frenar una hecatombe mundial.
Con sus alias a cuestas el “equipo” se traslada de Berlín a la bella Roma para infiltrarse en los negocios familiares de la astuta Victoria (Elizabeth Debicki), la elegante fachada de la organización terrorista.
Todo es glamoroso y colorido, desde la vestimenta y los paisajes, hasta la genial banda sonora (la música de Daniel Pemberton y cada uno de los clásicos elegidos para la ocasión) que nos mantiene a tono y en ritmo, además de no poder dejar de mover la patita a lo largo de sus dos horas.
La trama no es nada nueva y, por momentos, un poco predecible, pero la intención de Ritchie es mantenernos enganchados con la acción y su particular sentido del humor, tan naive como la época que representa. “El Agente de C.I.P.O.L.” (The Man From U.N.C.L.E., 2015) no se toma las cosas en serio, las disfruta y nos sumerge en un mundo que el cine y la TV dejó atrás hace mucho tiempo.
El encanto de Cavill (y su facilidad para mantener el acento yanqui) le gana por goleada al falso ruso de Hammer, pero esto no molesta, ya que forma parte de la antítesis de la dupla que no siempre son los héroes de turno que todo lo resuelven, así como las chicas protagonistas no son las damiselas en peligro a cada momento. El director se esfuerza por dejar esto bien en claro, los personajes femeninos son tan fuertes (o más) que los masculinos, y cada uno tiene sus fortalezas y debilidades.
“El Agente de C.I.P.O.L.” no intenta ser realista o súper exagerada como sus congéneres, busca un punto intermedio y se clava en la aventura encantadora que nos lleva d epaseo por paisajes imponentes y callejones europeos.
Guy Ritchie sabe como mantener el pulso y a la audiencia enganchada, esta vez, sin trucos de cámara complicados, sino más bien con algunos recursos “vintage”, una puesta en escena impecable y un elenco que enamora por igual, a hombres y mujeres. Espionaje cosmopolita para disfrutar a montones.
Dirección: Guy Ritchie
Guión: Guy Ritchie y Lionel Wigram
Elenco: Henry Cavill, Armie Hammer, Elizabeth Debicki, Alicia Vikander, Hugh Grant.