Descifrar la memoria
En El Almanaque (2012), José Pedro Charlo realiza un estudio sobre la memoria a partir de la historia de un preso político que pasó doce años encerrado en una de las cárceles más significativas de Latinoamérica.
4646 fueron los días que el uruguayo Jorge Tiscornia pasó en el Penal Libertad, una de las cárceles que el país oriental reservaba para los presos políticos. Tal vez haya sido para crear una rutina o para registrar minuciosamente los sucesos lo que llevó a Jorge a escribir un diario en el que, mediante códigos, relataba los hechos que vivió durante el cautiverio. Escondido en unos zuecos que él mismo fabricó, el documento sobrevivió para relatar aquellos años.
Charlo nos dará casi ninguna o poca información sobre el pasado de Tiscornia. Sabremos que era un estudiante de ingeniería que al año de involucrarse en la militancia política fue arrestado y confinado al Penal Libertad junto a otros compañeros del movimiento Tupamaros. Ahora pasa sus días asistiendo a una cooperativa y dando rienda suelta a la fotografía, un hobby que lo mantiene ocupado todos los atardeceres.
El director no hará una revisión de aquellos años oscuros y solamente se dedicará a narrar la historia del protagonista. La violencia política de los años setenta será el trasfondo del tema principal: la importancia de la memoria y los recuerdos y la singular tarea de llevar un registro de los 4646 días que Jorge estuvo preso para mantenerla viva.
Aquí se podría trazar un paralelismo con Vals im Bashir (Vals im Bashir, 2008), el documental animando de Ari Folman en el que el conflicto entre Israel y el Líbano era abordado por un veterano de guerra que había olvidado cierto hecho en el que estuvo implicado. La búsqueda desesperada de lo sucedido lo hará preguntarse sobre la mecánica de los recuerdos y el por qué pudo haber olvidado algo tan importante en su vida.
Pensar a Vals im Bashir como un documental bélico sería tan erróneo como definir a 4646 en un documental que trata sobre la dictadura uruguaya. José Pedro Charlo sigue al protagonista en la tarea de recuperar esos recuerdos junto a un valioso material de archivo que verá la luz por primera vez con el estreno de este documental. Si bien la violencia política sobrevuela todo el metraje, resalta a la vista la importancia de mantener viva a la memoria.
Con planos fijos o con la cámara en movimiento y con una banda sonora casi imperceptible pero necesaria, Charlo se posiciona desde otro lugar para hablar sobre la dictadura uruguaya y la historia de un hombre que hizo lo necesario para mantenerse con vida y dejar testimonio de los 4646 días que estuvo preso.