Un encuentro peculiar
Javier Torre recrea un tenso almuerzo llevado a cabo en los albores de la última dictadura militar, días después del secuestro del recordado escritor Haroldo Conti. La conversación en esa inusual mesa que reunió a Jorge Rafael Videla y uno de sus más estrechos colaboradores, el general Villarreal, con gente notable del mundo de la literatura es animada básicamente por las ocurrencias de un Borges que oscila entre la agudeza y la candidez. Es el personaje encarnado al borde de la mimesis por Jean Pierre Noher (quien ya se había puesto en la piel del autor de El Aleph en otra película del mismo director, Un amor de Borges) el que le pone algo de humor y ligereza a una reunión reconstruida esquemáticamente por Torre: ominoso y amenazante, Videla (Alejandro Awada) explica con frialdad los siniestros planes de su gobierno y Sabato (Lorenzo Quinteros) opina con la mesura y la solemnidad del original. Horacio Ratti, un gris funcionario de la Sociedad Argentina de Escritores (Roberto Carnaghi), y el sacerdote Leonardo Castellani (Pompeyo Audivert) intervienen menos. No hay demasiada información novedosa en la película, que tiene un buen trabajo de fotografía y puesta en escena, pero se corre muy poquito de la discreción y la corrección política.