Conociéndonos en los campos de la civilización occidental y cristiana.
La última película del director y guionista Javier Torre se centra en un singular e incómodo episodio ocurrido el 19 de Mayo de 1976 en Buenos Aires. El presidente de la Junta Militar, Jorge Rafael Videla, a poco de destituir al gobierno constitucional de Isabel Martínez de Perón por medio de un levantamiento militar que llevó a la Argentina a la peor de sus pesadillas, invitó a los escritores Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato, Leonardo Castellani y Horacio Esteban Ratti a compartir un almuerzo con él y con José Villarreal, el secretario general de la presidencia, con el fin de comunicar los nuevos códigos de conducta intelectual pretendidos para los integrantes del mundo de la cultura e indagar en las opiniones de algunos de sus eminentes representantes como parte de una serie de almuerzos con distintos sectores de las fuerzas vivas del país.
Para reconstruir este almuerzo, Torre intenta ser fiel a cada detalle centrándose en las declaraciones que los protagonistas dieron en los medios y lo que se escribió sobre el acontecimiento. Tomando como punto de partida el capítulo sobre Sábato durante la dictadura de La Voluntad, el libro de investigación histórica de los periodistas Martín Caparrós y Eduardo Anguita, la película se divide en dos puntos neurálgicos alrededor del evento. El primero es el almuerzo en sí y los acontecimientos de la vida de cada uno de los comensales en aquella mañana. Por otro lado y en contraposición al agasajo, el realizador vuelve la mirada hacia el secuestro y la desaparición del escritor Haroldo Conti, autor de Sudeste y Mascaró, el cazador americano, catorce días antes del evento, y la posterior huida del país de su compañera Marta Scavac.
La película resalta loablemente el tímido intento fallido de Leonardo Castellani de conseguir que Videla vele por la vida de Conti, quien había sido alumno suyo en el seminario religioso católico. Durante el almuerzo y alejados de la violencia callejera constante, Borges y Sábato se enfrascaron en una discusión intelectual sobre el rol del escritor en el entramado social a raíz de un comentario de Videla. El Almuerzo destaca la cordial incomodidad de todos los comensales ante el encuentro. Ni siquiera la afabilidad extrema de Borges puede romper la tensión y el fastidio de Ratti, Sábato y Castellani, quienes vislumbraban cómo los asesinos estaban tomando el control y una nube negra se cernía sobre el destino del país.
Pompeyo Audivert representa espléndidamente al padre Castellani, un cura jesuita con ínfulas intelectuales que respondía a una ideología nacionalista cristiana. Roberto Carnaghi interpreta magníficamente a Ratti, el olvidado presidente de la Sociedad Argentina de Escritores, un hombre atribulado por la violencia y las desapariciones de colegas, entre los que se destacaban el poeta Miguel Ángel Bustos y el periodista y escritor Antonio Di Benedetto. Jean Pierre Noher recrea de forma fantástica a un Jorge Luis Borges físicamente abatido, en los últimos años de su vida, luchando contra su ceguera. También son extraordinarias y destacadas las interpretaciones de Lorenzo Quinteros del contradictorio Ernesto Sábato, Alejandro Awada como el sanguinario Videla y Arturo Bonín como el circunspecto Villarreal.
Javier Torre regresa con un film que indaga en un acontecimiento pequeño y de apariencia nimio para condensar explosivamente todas las contradicciones de una época y de una cultura intelectual. Las extraordinarias actuaciones de todo el elenco y un detallismo soberbio convierten a El Almuerzo en una obra de gran valor sobre nuestra herencia cultural. La memoria, la verdad y la justicia siguen su curso.