Ozon, uno de los directores más prolíficos y versátiles del cine francés, narra de manera desaforada y extrema (tanto en el contenido como en la forma) en esta audaz y provocadora sátira erótica un triángulo entre Chloé (Marine Vacth, con quien ya trabajó en Joven & bella), una ex modelo parisina de 25 años que se gana la vida como vigiladora en un museo de arte moderno, y dos hermanos gemelos que son psicoanalistas y se odian entre sí (ambos interpretados por Jérémie Renier): uno -que supo ser su terapeuta- se convierte en su pareja y empiezan a convivir, mientras que el otro pasar a ser su (abusivo) amante.
La película, que está muy libremente inspirada en Lives of the Twins, novela que Joyce Carol Oates escribió con el seudónimo Rosamond Smith, parece por momentos una versión francesa (y más intelectual, claro) de 50 sombras de Grey y no disimula su costado más ridículo y artificial, que puede subyugar a algunos, pero también a incomodar o irritar a otro tantos.
No conviene (y además no sería nada sencillo) adelantar algo más de la trama (llena de vericuetos y vueltas de tuerca), pero como referencia el realizador de Los amantes criminales, Gotas que caen sobre rocas calientes, Bajo la arena, 8 mujeres, La piscina, Mujeres al poder, En la casa y Frantz “dialoga” en Amante doble con el David Cronenberg de Pacto de amor (Dead Ringers), el Brian De Palma de Hermanas diabólicas, el Roman Polanski de El bebé de Rosemary, el Paul Verhoeven de Elle y el Pedro Almodóvar de Hable con ella. Más allá de las citas, se trata de un film en el que Ozon -trabajando de lleno con la idea del doble, de la escisión psicológica- da rienda suelta a su espíritu más lúdico y perverso a la vez. Sus fans, agradecidos. Tómelo o déjelo.