La nueva película del realizador francés se centra en una mujer con problemas psicosomáticos que recurre a la ayuda de un psiquiatra del que se enamora. Ese es solo el principio de un filme que comienza como un drama psicológico un tanto previsible pero luego se va convirtiendo en un thriller erótico mucho más interesante y hasta bizarro.
La nueva película de François Ozon, EL AMANTE DOBLE, podría entrar en esa categoría rara de “tan mala que es buena”, pero no es del todo así. Al menos, en su fragmentada narración y su cambio tonal de la primera mitad, más seria, a una segunda, mucho más trash, la película no termina de hacer pie en ninguna de esas dos categorías. Como drama psicológico –que es hacia donde parece apuntar desde el principio– es bastante aburrido y previsible, con repetidas sesiones de terapia entre la protagonista, Chloe (Marine Vacht) y su terapeuta Paul Delord (Jérémie Renier, el de ELEFANTE BLANCO), que solo conducen a una atracción romántico/sexual entre ambos que se ve venir antes de que empiecen por primera vez a hablar. Promediando la película todo pega un giro hacia una zona más pulp, entre el thriller clase B, el filme de suspenso hitchcockiano y juegos de dobles, eróticos y perversos que bien podrían figurar en las filmografías de Paul Verhoeven, David Cronenberg o Brian de Palma. O si bien Ozon no le llega a los talones a ninguno de esos cineastas, de allí en adelante la película entra en un terreno absurdo que la vuelve disfrutable. Un poco tarde, pero –como dicen por ahí– peor es nada. O más vale tarde que nunca. O bueno, ya entienden a lo que voy.
Chloe tiene dolores estomacales permanentes, está deprimida y la envían a consultar a un psiquiatra, que interpreta Renier. Si bien sus sesiones parecen más de psicólogo que de otra cosa (no sé si en Francia funcionan las terapias de la misma manera que en Argentina, pero aquí los psiquiatras no son de consulta y medicación sino de procesos de largo plazo, o eso parece), de a poco la chica se siente mejor, Paul le confiesa que está enamorada de ella y deciden abandonar la parte profesional y dedicarse a la personal, convirtiéndose en pareja.
Basada en el texto de Joyce Carol Oates, “Lives of the Twins”, Ozon pronto presenta a Louis Delord (Renier también), el hermano mellizo de Paul con el que Chloe se topa de casualidad y empieza a seguir. Ella no sabía nada de su existencia, por lo que al descubrir que también es psiquiatra empieza a tomar sesiones con él, sin decirle a su marido. Louis es lo opuesto a Paul: agresivo, provocador, rápidamente envuelve a Chloe en una serie de desafíos eróticos con los que, dice, curará sus malestares. Y Chloe, si bien duda primero, luego termina entregada y disfrutando el sexo con su nuevo psiquiatra, mellizo de su marido.
Ese es solo el comienzo de una serie de situaciones, confusiones, juegos de dobles y espejos, de trampas y mentiras, que serán el centro de la segunda mitad del relato, en el cual las casi absurdas revelaciones se apilen y la película, contrariamente a lo previsible, empiece a volverse más interesante. Como triángulo amoroso entre una chica y dos mellizos muy distintos con los que tiene relaciones completamente opuestas, EL AMANTE DOBLE era un tanto chata y reiterativa. Cuando se vuelve “Clase B”, cuando los efectos visuales entran en una zona depalmiana y el erotismo sube a un tono “verhoeveniano” (si es que esa palabra existe), la película se vuelve más disfrutable, ya que además empieza a utilizar más y más el humor, al punto que cuando se llegue, sobre el final, a algunas revelaciones y situaciones un tanto ridículas, la risa ayudará a que sean digeribles.
Una película disfrutable, a partir de cierto punto, de uno de los cineastas franceses más desparejos de las últimas décadas, EL AMANTE DOBLE puede ser tenida en cuenta a la hora de los premios ya que trabaja en una zona bastante cercana a la del cine de Pedro Almodóvar, el presidente del jurado de la competencia. Aunque también es probable que su costado “thriller erótico” le reste puntos a la hora de pelear por la Palma de Oro. Porque si bien es cierto que Ozon intenta adentrarse en las dualidades de la psiquis femenina a partir de los contradictorios deseos sexuales de Chloe (que quiere un marido cariñoso y un amante furtivo, pero ambos mellizos) y a partir de su complicada historia, la película es lo que es cuando abraza su costado casi de adaptación de best-seller erótico. Una especie de 50 SOMBRAS DE GREY para gente que jamás admitiría ver esas películas ni leer esas novelas.